Cataluña

Santa Cristina d'Aro restringe accesos para frenar el uso del pueblo como atajo en días de tráfico intenso

El Ayuntamiento ha conseguido —de momento— que el Servei Català de Trànsit cierre, en días de mucho tráfico, una de las incorporaciones a la autovía para evitar la tentación de quienes quieren saltarse las colas.

Santa Cristina d'Aro restringe accesos para frenar el uso del pueblo como atajo en días de tráfico intenso

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Que cada domingo por la tarde —en temporada alta— haya caravanas interminables de quienes vuelven de la Costa Brava a Barcelona no es ninguna novedad. El problema aparece cuando, ante la desesperación, los conductores deciden esquivar la cola atajando por un pueblo de calles pequeñas. ¿El resultado? Colapso total.

Eso es exactamente lo que viene sucediendo desde hace tiempo en Santa Cristina d'Aro, en la Costa Brava. Cuando hay atasco en la C-31, muchos coches se desvían de la carretera principal, toman una salida y atraviesan el pueblo para evitar la cola. Una vez dentro, bloquean las calles.

"Es horroroso. Los coches parados en la calle, pitando y, a veces, gritando", cuenta una vecina. "Se forma un caos que es demasiado".

El alcalde de la localidad, Josep Xifre, explica a Antena 3 Noticias que cuando los conductores toman la salida y se quedan atrapados en la avenida principal del pueblo, terminan sembrando el caos en el resto de calles.

"Como quieren salir del atasco, ponen el GPS, que los envía por otras calles, y como van perdidos, se meten en dirección contraria, muy nerviosos, y eso es una inseguridad para los vecinos", señala.

Los residentes también aseguran que, en realidad, el supuesto atajo no les ahorra tiempo. "Se meten en el pueblo, pero el atasco lo cogen igual y acaban saliendo al mismo sitio", apunta otra vecina.

El consistorio celebró una reunión el pasado mes de octubre —sin éxito— con el Servei Català de Trànsit para encontrar una solución al problema. Sin embargo, según cuenta Xifre, "hace unas semanas fue Semana Santa y esto fue un caos. No hubo respuesta alguna".

Por eso, hace unos días, el Ayuntamiento decidió actuar por su cuenta. En una acción reivindicativa, limitó la entrada al pueblo en horas punta, permitiéndola solo a vecinos o personas con una causa justificada.

"Pusimos varios puntos policiales y, por ejemplo, si alguien tenía una reserva en un restaurante podía entrar, pero al salir tenía que volver por donde había entrado; no podía atajar por aquí", explica el alcalde.

Y añade: "Quiero que quede claro que nosotros necesitamos el turismo y es muy bienvenido, pero al final esta situación supone un agravio para los vecinos y no beneficia a nadie".

De hecho, muchos vecinos aseguran que ya ni se plantean salir del municipio por miedo a no poder volver con facilidad.
"Si me voy al pueblo de al lado a comer y sé que para llegar a mi casa voy a tardar una hora por el atasco que se genera aquí, directamente no salgo", lamenta un residente.

Pero el Ayuntamiento se ha hecho escuchar. Este mismo viernes se ha reunido con el Servei Català de Trànsit y, por el momento, ha conseguido que se corte la incorporación a la autovía justo al salir del pueblo, como forma de disuadir a quienes quieran utilizar la vía como atajo para evitar la caravana.

Esta medida se aplicará por primera vez durante el puente de la Segunda Pascua, que en Cataluña se celebra el 9 de junio. Aun así, todavía hay otras medidas sobre la mesa que seguirán negociándose.

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