Turismo
El Puerto de Santa María se concentra frente al turismo de fiesta
Vecinos y otros colectivos se manifiestan ante un modelo turístico que consideran que impulsa la expulsión de los residentes y la insostenibilidad.

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La Plataforma 'El Puerto para vivir' convocó en el día de ayer en el casco histórico de El Puerto de Santa María, Cádiz, una concentración para protestar contra la proliferación de chiringuitos en el Puerto Sherry, la zona de moda para los más jóvenes, y La Calita que operan, supuestamente, con total impunidad e incumpliendo con la normativa vigente.
La amplia movilización ciudadana protestó ante lo que denominan como "turismo de borrachera" y la llegada de los famosos pisos turísticos que interrumpen con la vida local. Reclaman medidas urgentes y que se acabe con la permisividad del actual modelo de ocio que, según manifestaron, prioriza el interés económico sobre la convivencia.
"La repercusión que está teniendo es desastrosa para la ciudadanía. Están destrozando nuestro pinar, el botellón que se hace aquí diariamente... En fin un desastre. Obviamente queremos turismo para el puerto pero no de esta manera" así lo ha expuesto Marta Guelfo, una de las portavoces de la plataforma.
La protesta fue reflejo del hartazgo de todos los vecinos. Los organizadores denuncian un claro impacto ambiental, ruido constante y que para los vecinos del Puerto, en concreto para el portavoz de Ecologistas en acción, Pablo Aguayo, deben tener derecho al descanso, de poder disfrutar de su pinar o de pasear por sus playas sin necesidad de escuchar y sufrir ese 'turismo de borrachera'.
El Ayuntamiento por su parte defiende el turismo como un motor económico clave para la zona y se opone a las críticas de los vecinos alegando que la saturación turística no es tal si la comparan con Cádiz capital. Igualmente destacan que las viviendas vacacionales son inferiores a otras localidades gaditanas.
Crispación vecinal
Gran parte de la costa andaluza convive con ese malestar: una lucha entre los vecinos y la llegada de los más jóvenes que buscan salir de fiesta. Por ejemplo en Níjar, Almería, los vecinos de la pedanía de Las Negras también se manifestaron por el impacto del turismo festivo y las viviendas de uso vacacional. Asimismo, la ciudad de Málaga sufre una crisis habitacional severa. Ya hay más de 7200 plazas turísticas y esto lleva a que muchos de los afectados tengan que dormir en albergues.
La expansión de pisos turísticos y el turismo orientado, en este caso, al ocio nocturno ha generado una situación totalmente descontrolada. Los vecinos no solo exigen medidas drásticas para el bienestar de los que viven en los destinos más demandados en verano, sino garantizar la convivencia.
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