La Guardia Civil inició una investigación para saber si el móvil del asesinato de la menor era económico. Los abuelos maternos eran propietarios de la casa familiar de Teo, cerca de Santiago, que ayer se registró. Es una finca valorada en aproximadamente un millón de euros.
Tenían también un piso a pie de playa en Vilanova de Arousa donde este mismo verano, la víctima y su padre adoptivo pasaron unos días de vacaciones. Estos inmuebles son parte de una herencia que Asunta de 12 años bien en su totalidad o bien parcialmente pudo recibir bienes en vida sin modificar el testamento de los abuelos fechado en 1975, en estos casos si el beneficiario fallece.
Si Rosario Porto, es sospechosa del asesinato de su hija la pregunta es si no lo será también de la muerte de los abuelos, y aunque no será estos hechos se investigaran.
Socorro Ortega murió en diciembre de 2011 fue incinerada. Su marido Francisco Porto murió de forma repentina siete meses después y también fue incinerado. Esta es la gran incógnita del pasado, que quizás ayude a entender los motivos de los sospechosos en la muerte de una niña de 12 años.
Los padres de Asunta serán interrogados mañana por el juez
Tras pasar su segunda noche en calabozos, Rosario Porto era conducida al domicilio en el que vivía con su hija para realizar un registro. Llegaba entre lágrimas, en pleno ataque de nervios y pedía no salir del vehículo de la Guardia Civil.
Los agentes creen que Asunta no murió en la casa, pero la autopsia ha confirmado que la niña fue dormida con sedantes antes de morir asfixiada, y en la casa podrían encontrar, entre otras evidencias, restos de esos fármacos.
La madre tiene acceso a ese tipo de medicamentos al estar en tratamiento por estrés y ansiedad. Los agentes que han estado junto a ella estos días hablan de una clara inestabilidad emocional: durante el registro de la parcela familiar igual que reía, también lloraba.
La autopsia también ha encontrado en el cadáver marcas de posibles ataduras y la Guardia Civil investiga si pudo ser con este trozo de cuerda encontrado cerca del cadáver, del mismo tipo y color que otro trozo encontrado en la parcela familiar. Aún no se ha determinado si los dos fragmentos corresponden a la misma cuerda. Después de tres horas de registro, los padres salían de la casa entre gritos de asesinos.
