Cáncer
Las vacunas contra el COVID podrían mejorar la respuesta inmunológica frente al cáncer, según un nuevo estudio
Los investigadores han podido observar cómo los pacientes vacunados antes de iniciar inmunoterapia vivieron casi el doble que los no vacunados. El hallazgo, presentado en el Congreso Europeo de Oncología Médica, abre una posible nueva vía de tratamiento.

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Las vacunas de ARN mensajero (ARNm) contra el COVID-19 podrían tener un beneficio inesperado que va más allá de la protección frente al virus: potenciar el sistema inmunitario para combatir tumores durante los tratamientos contra el cáncer. Así lo sugiere un estudio publicado por NBC News presentado este domingo en Berlín, durante el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica.
Aunque los resultados son preliminares y todavía no se han probado en un ensayo clínico de fase 3, los expertos ven el hallazgo con esperanza. "Soy cautelosamente optimista. Hay una base científica que explica por qué esto podría funcionar", afirma Stephanie Dougan, profesora asociada de inmunología del cáncer en el Instituto Dana-Farber de Boston.
Los investigadores descubrieron que los pacientes con cáncer tratados con inmunoterapia que habían recibido una vacuna de ARNm contra el COVID dentro de los 100 días previos al inicio del tratamiento vivieron más tiempo.
Los resultados fueron sorprendentes: la supervivencia media de los vacunados fue de casi tres años, casi el doble que los no vacunados (poco más de un año y medio). En un segundo análisis con pacientes de melanoma metastásico, los vacunados también vivieron más: su supervivencia media aún no se había alcanzado tras tres años de seguimiento, mientras que los no vacunados sobrevivieron de media algo más de dos años. Los experimentos en ratones mostraron un patrón similar: las vacunas "sobreactivan el sistema inmunitario frente a los tumores", según Grippin.
Cómo podría funcionar: el "efecto faro" del ARNm
Las vacunas de ARNm ya se estudian en oncología como tratamiento personalizado contra tumores. Funcionan estimulando las células dendríticas, un tipo de glóbulo blanco que actúa como "centinela" del sistema inmunitario. Estas células, al detectar una amenaza, encienden una especie de señal o faro que guía a las células T para atacar al enemigo.
En los pacientes que reciben inmunoterapia, ese "efecto faro" podría ser crucial: el ARNm ayudaría a que el sistema inmunitario identifique mejor las células cancerosas y las ataque con mayor eficacia. "Estamos aprovechando un proceso natural que el cuerpo ya sabe utilizar para defenderse", explica Jeff Coller, experto en biología del ARN en la Universidad Johns Hopkins.
Se necesitan más ensayos
Pese al entusiasmo, los investigadores piden prudencia. "Estos datos son prometedores, pero deben confirmarse en ensayos clínicos de fase 3 antes de considerar su uso en pacientes", advierte Grippin. Dougan recuerda que otros estudios retrospectivos han ofrecido resultados alentadores que no se confirmaron más tarde: "Hemos sido engañados antes por análisis de este tipo".
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