Suceso

Muere una niña de 12 años después de que los médicos confundieran un tumor cerebral con un virus estomacal

La menor tuvo que ser operada de urgencia, pero solo sobrevivió dos años debido al tumor cerebral.

Un niño recibiendo tratamiento en un hospital

Un niño recibiendo tratamiento en un hospitalIstock (Archivo)

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Una madre ha instado a los padres a confiar en su instinto después de que el virus estomacal de su hija resultara ser un tumor cerebral inoperable. La mujer se preocupó cuando su hija Ava Nelson, que entonces tenía 10 años, sufrió fuertes dolores de cabeza y náuseas durante tres semanas.

Después de varias visitas al médico de cabecera y al hospital local le dijeron a la joven que tenía una infección viral o un virus gástrico. Sin embargo, tras la cuarta semana de malestar, la mujer insistió en que le hicieran más pruebas. Una resonancia magnética reveló una presión en el cerebro de Ava, causada por una gran masa, y la trasladaron de urgencia al Royal Hospital for Children de Glasgow.

La menor tuvo que ser operada de urgencia para aliviar la presión. Una biopsia reveló que la niña tenía un glioblastoma de alto grado. A la familia le dijeron que solo le quedaban entre seis y 12 meses de vida, pero murió casi dos años después cuando tenía 12 años.

Ahora, la mujer aconseja a los padres que no ignoren sus propias sospechas sobre la salud de su hijo. "Pensábamos que era una enfermedad, pero al llegar a la tercera semana empecé a preocuparme. Todos lo atribuyeron a un virus. Estuve cuatro semanas luchando con los médicos. El cirujano nos dijo que si no luchábamos, habría muerto en una semana debido a la presión tan alta", explicó según 'Mirror'.

"Siempre le digo a cualquier madre que siga su instinto si siente que algo anda mal con su hijo. Si siente que algo anda mal, vaya a que lo revisen. Si no logra nada, manténgase firme y asegúrese de obtener la ayuda y el apoyo que necesita hasta que tenga las respuestas correctas. Las madres conocen mejor a sus hijos", añadió.

La menor sufría dolores de cabeza, mareos y problemas de equilibrio. A pesar de las consultas de los médicos, sus síntomas fueron descartados como una simple enfermedad. "Con solo mirarla, no se notaba que algo andaba mal. Accedieron a hacerle análisis de sangre, y entonces Ava empezó a vomitar. Empezó a decaer, pero los análisis de sangre salieron bien. Insistí en que le hicieran una ecografía", explica.

Su persistencia consiguió que le hicieran a su hija una resonancia, que reveló un tumor cerebral. "Nos dijeron que Ava tenía una presión cerebral severa. Encontraron un tumor. La presión era causada por el tumor", explica. La menor fue operada al día siguiente, aunque los médicos no pudieron extirpar completamente el tumor debido a su ubicación.

Sus padres, Jackie y Roland, tomaron la desgarradora decisión de no revelar el diagnóstico terminal de Ava, prefiriendo en cambio crear recuerdos entrañables. "Como familia, hicimos todo lo posible para asegurarnos de que el tiempo que nos quedaba con nuestra pequeña guerrera estuviera lleno de recuerdos divertidos, por mucho que nos doliera por dentro", ha concluido.

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