Vladimir Putin

Mansiones, yates, estaciones de esquí y pisos lujosos, esta es la fortuna secreta de Vladimir Putin

El diario The Guardian señala una dirección de email tras la que el presidente ruso podría esconder 4.500 millones de dólares.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin

El presidente de Rusia, Vladimir PutinEFE

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Mansiones, yates, viñedos, estaciones de esquí, pisos lujosos o residencias en el Mar Negro. Son solo algunas de las propiedades que el presidente ruso, Vladimir Putin, ocultaría bajo una red de amigos y oligarcas que le estarían ayudando a gestionar parte de su fortuna.

Según publica el diario británico The Guardian, unos correos electrónicos han levantado la pista sobre los muy variados activos utilizados por Putin y que pertenecen a individuos o empresas y organizaciones benéficas, no asociadas entre sí, pero vinculadas a través de un dominio común, LLCIinves.ru. por un valor superior a los 4.500 millones de dólares. Una pista de asociación que podría desentrañar el misterio más protegido del presidente ruso: su enorme fortuna que podría llegar a los 100.000 mill.

La investigación revela vínculos de Putin con el Bank Rossiya, la compañía Moskomsvyaz, así como otras 86 empresas y ONGS, todas vinculadas de algún modo con LLClinves.ru. El modus operandi: funcionar como una cooperativa o asociación en la que sus miembros pueden intercambiar beneficios y propiedades.

Propiedades como un palacio de más de mil millones de dólares en Galendzhik, en el mar Negro cuyo 'propietario oficial' sería un amigo íntimo de Putin, hectáreas de viñedos, una estación de esquí en Leningrado, donde se casó la hija del presidente en el 2013, así como una villa en San Petersburgo conocida como la Dacha de Putin. También incluye una construcción revestida de madera en el norte de San Petersburgo, en una zona conocida como Fishermans Hut, mas grandes depósitos en efectivo y dos fundaciones sin fines de lucro, iniciativas agrarias por valor de 248 millones de dólares.

Durante las más de dos décadas que lleva Putin en el poder, oficialmente solo ha reconocido ser dueño de un pequeño piso en San Petersburgo, dos coches de la época soviética de los años 50, un remolque y un pequeño garaje. La otra cara de la moneda: los rumores incesantes sobre numerosos testaferros y su círculo íntimo de oligarcas, así como fastuosas propiedades en el extranjero y cuentas gigantescas secretas en paraísos fiscales.

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