El exsecretario general de la ONU (1997-2006) y premio Nobel de la Paz asumió la tarea de mediar entre el gobierno y las facciones opositoras armadas el pasado 23 de febrero, once meses después de que estallara un conflicto que ya se ha cobrado la vida de más de 12.000 personas.
La primera dificultad que superó en la gestión de la crisis fue conseguir luz verde para reunirse con el presidente sirio, a lo que se unía la negativa tanto de Rusia como de China de apoyar sanciones en Naciones Unidas contra el régimen que dirige el presidente Bachar Al Asad.
El esperado cara a cara tuvo lugar el 10 de marzo, día en el que propio mandatario señaló que no había posibilidades de diálogo mientras grupos a los que denominó "terroristas armados" crean el caos en el país.
Damasco muestra su pesar por la renuncia y EEUU culpa a Rusia y China
Un día después, Annan se reunió en Turquía con su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, donde logró el apoyo del gobierno turco y de la oposición siria en el exilio.
En un principio, las gestiones de Annan parecieron dar resultados y el Gobierno de Siria aceptó el 27 de marzo de 2012 un plan de seis puntos que buscaba un cese de la violencia bajo supervisión de la ONU, la puesta en libertad de los detenidos y el envío de ayuda humanitaria, aunque no aludía a cambios en el régimen.
El optimismo inicial comenzó a desplomarse, sin embargo, el 8 de mayo cuando Kofi Annan alertó del riesgo de una guerra civil ante el posible fracaso del plan de paz, aunque se mostró confiado en que la situación remontaría con el despliegue completo de los 300 observadores que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 21 de abril.
Alentado, el enviado especial de la ONU volvió a Siria el 29 de mayo y exigió a Damasco medidas audaces para implementar su plan de paz, cuyo éxito fue condicionado por el presidente sirio al fin del "terrorismo".
La situación cada vez más complicada que se vivía en Siria, al borde de la guerra civil, hizo que Annan planteara la necesidad de incluir a Irán en la solución del conflicto a pesar de las reticencias de Occidente.
En su tercera reunión con Al Asad, celebrada en Damasco el 9 de julio, Annan recibió del presidente sirio un nuevo compromiso para buscar una solución que acabara con el derramamiento de sangre, aunque la situación sobre el terreno mostraba otro panorama.
Los combates entre el Ejército sirio y los rebeldes ya habían llegado a la capital del país cuando el 16 de julio Kofi Annan buscaba en Moscú el apoyo de las autoridades rusas, una gestión también fracasada ya que tres días después tanto Rusia como China vetaron nuevamente una resolución del Consejo de Seguridad.
Agotado, Annan ha presentado su renuncia con el argumento de la imposibilidad de dar los pasos necesarios que conduzcan a un acuerdo político que ponga fin a la crisis en el país árabe y con una dura crítica a la comunidad internacional en general y al Consejo de Seguridad de la ONU en particular.
Damasco ha mostrado su "pesar" por la renuncia y ha acusado a ciertos países, sin mencionarlos, de ser los responsables de esta decisión.
Por otro lado EEUU culpa a China y Rusia del abandono de Annan por el rechazo de ambos países a apoyar una condena al régimen de Bachar Al Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU.