Preguntado en una entrevista a la emisora "France Inter" sobre si había propuesto su dimisión al presidente, Emmanuel Macron, Ferrand dijo que "no lo hará por dos razones, porque tiene la conciencia tranquila" y porque tiene "una misión muy importante" al frente de su Ministerio. Insistió en que "todo" lo que hizo en su vida profesional había sido "legal" e insistió en que el fiscal de Brest ha señalado que no hay materia para abrir una investigación judicial con los elementos conocidos.
El principal asunto que persigue a Ferrand y que cuestiona su probidad es que en 2010, cuando él era director general de Les Mutuelles de Bretagne, su pareja alquiló a esta mutua unos locales en la ciudad de Brest que pudo comprar con la condición de que se formalizara ese alquiler, lo que le permitió obtener un crédito bancario de 400.000 euros que correspondía a la totalidad de su inversión.
En la entrevista a "France Inter", dijo entender que con lo que se ha publicado sobre este asunto en las dos últimas semanas en la prensa "poco a poco se ha creado la duda. Y la duda es un veneno".
La moralización de la política fue una de las principales bazas electorales que estuvieron en el origen de la victoria de Macron en las presidenciales, y el "caso Ferrand" es la principal piedra en el zapato de su Gobierno, que lleva en ejercicio desde mediados de este mes de mayo.
Según una encuesta publicada por "RMC" y "Atlantico", un 73 % de las personas preguntadas cree que los hechos que se le reprochan a Ferrand son graves y un 70 % estima que tiene que dimitir. Estos datos se publican el mismo día en que se conocían los enredos de dos ministros del gabinete de Macron que podría ensuciar la imagen de transparencia y limpieza política que vende el nuevo partido.
El nombre de la ministra junior Marielle de Sarnez integra una lista de 19 legisladores europeos sujetos a una investigación preliminar por haber contratado a miembros del partido como asistentes parlamentarios.