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Hostelería

La desesperación de una empresaria gallega: "Mi restaurante está en una zona turística y hay cierre perimetral, lo tuve que cerrar"

Carmen tiene un restaurante en Galicia y otro en Portugal y se ha visto obligada a no renovar el contrato de sus trabajadores y cerrar su restaurante en tierras lusas el pasado mes de octubre por la falta de ayudas a la hostelería.

La crisis de la hostelería provocada por la pandemia ya ha obligado a cerrar más de la mitad de los negocios de este sector en Portugal debido a la dureza de la crisis sanitaria y a la falta de las ayudas necesarias que permitan mantener a flote los establecimientos.

Esta situación la sufren también empresarias como la gallega Carmen Baz, que cuenta con un restaurante en Galicia y otro en el norte de Portugal, por lo que conoce, de primera mano, la situación a ambos lados de la frontera.

Desde su experiencia transfronteriza, como propietaria del restaurante “Xeito” en A Guarda (Pontevedra) y del 'Atalaia Galician Seafood' en Vila Praia de Âncora (Caminha, Portugal), Baz explica que en España hay más ayudas a la hostelería que en el país vecino. Ella misma se ha visto obligada a no renovar el contrato de sus trabajadores y cerrar su restaurante en tierras lusas el pasado mes de octubre.

En Portugal, al menos hasta el próximo 1 de marzo, sólo pueden abrir para recoger comida en el local o servicio a domicilio, pero no le compensa. “Mi restaurante está en una zona turística, hay cierre perimetral, los domingos dejan abrir dos o tres horas para llevar, así que lo tuve que cerrar”, nos explica. Se lamenta de que “el problema es que si yo cierro porque quiero, las ayudas ya no existen”. Contrapone esta situación con la que vive su otro restaurante, en tierras gallegas. “Aquí por lo menos podemos contar con una ayuda de 2.000 euros por el cese de actividad”, asegura.

Con cerrar la puerta de su establecimiento en Caminha no han terminado sus problemas. En estos cuatro meses no ha recibido ni un euro de ayudas por parte de las administraciones públicas portuguesas, pero el local le sigue generando gastos, como el alquiler y otras facturas mensuales obligatorias, como la luz o el agua. “Por suerte el casero me ha perdonado algún pago”, afirma agradecida.

La situación de Carmen es un buen ejemplo de cómo está el sector en Portugal. Según Ana Jacinto, secretaria general de la Associação da Hotelaria, Restauração e Similares de Portugal (AHRESP), el 51% de estos negocios han tenido que cerrar; el 36% se prepara para el proceso de quiebra; y el 44% de los empresarios de la hostelería ya ha despedido a sus trabajadores.