Reto extremo

Beatriz Flamini, tras pasar 500 días aislada en una cueva: "No quería salir"

La deportista de élite, alpinista y aventurera extrema ha atendido a la prensa tras salir de la cueva de Motril en la que ha permanecido aislada durante 500 días. "Para mí sigue siendo 21 de noviembre de 2021. En mí día 65 dejé de contar y perdí la percepción temporal", explica Beatriz Flamini.

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Tras 500 días en una cueva de Motril (Granada), Beatriz Flamini ha regresado este viernes al mundo que dejó atrás el 21 de noviembre de 2021. Esa día comenzaba el reto extremo de esta deportista de élite y aventurera que ha decidido pasar año y medio aislada del exterior, sin contacto con nadie y sin luz solar.

Beatriz Flamini ha logrado un auténtico recórd y ha completado un reto que ha llevado los límites de la resistencia del cuerpo y la mente humana a fronteras desconocidas hasta la fecha. La deportista extrema ha explicado sus sensaciones, emociones y pensamientos durante su increíble aislamiento de 500 días en esa cueva.

"Sigo anclada en el 21 de noviembre de 2021, no sé lo que ha pasado en el mundo. No tengo ni idea. Para mí sigue siendo 21 de noviembre de 2021. En el día 65 de mi cuenta, deje de contar los días y perdí la percepción temporal", ha explicad Beatriz Flamini.

La deportista extrema, aventurera y alpinista ha asegurado que lo principal para llevar a cabo este reto ha sido mantener la "coherencia".

"Como deportista de élite, cuando me enfrento a estos retos lo principal es la coherencia. Es cierto que ha habido momentos difíciles y también bonitos. Y ambos han conseguido que cumpla los 500 días en la cueva, que era mi objetivo", ha señalado Beatriz Flamini.

"¿El momento más complicado? Las moscas. Hubo invasión de moscas, te empiezan a poner las larvas y te ves envuelta en moscas. Es complicado por salubridad", ha relatado la deportista extrema al ser preguntado por su momento más complicado en la cueva.

"He respetado mucho el silencio de la cueva"

Beatriz Flamini ha explicado que ha invertido el tiempo dentro de la cueva leyendo, escribiendo, dibujando, tejiendo y disfrutando de la experiencia.

"He respetado mucho el silencio de la cueva. No he hablando conmigo en voz alta y las conversaciones conmigo misma han sido internas", ha admitido Flamini.

La deportista extrema ha dejado claro que nunca ha pensado en abandonar.

"De hecho, no quería salir. Estoy donde quiero estar. Es un entrenamiento emocional y mental de fortaleza mental y emocional para ese gran reto que es Mongolia. No ha habido nada peor. Ha sido todo estupendo. Lo sabía antes de entrar, conocía los riesgos y los asumí. No me ha ocurrido nada, de momento", ha asegurado Beatriz Flamini,

Sobre el momento en el que ha abandonado la cueva y vuelto al exterior, Flamini ha reconocido que no ha notado nada especial.

"Cuando he visto la luz no he sentido nada porque para mí ha sido hace un rato el que he entrado. No tengo porque fingir", ha concluido Beatriz Flamini.

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