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EN EL CONVENTO DE LAS TRINITARIAS

Optimismo en el primer día de la búsqueda de los restos de Cervantes

Este lunes ha comenzado la búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes en el Convento de las Trinitarias de Madrid. Casi 400 años después de su muerte,se busca el lugar del enterramiento con la tecnología más avanzada. Este estudio será el más exhaustivo realizado nunca con un georradar en nuestro país. Va a trazar un mapa del subsuelo del templo en el que quedará registrada cualquier anomalía.

La emoción y el optimismo de los investigadores y la curiosidad de periodistas y visitantes han marcado las primeras horas de una jornada histórica: cuatro siglos después de la muerte de Miguel de Cervantes, un equipo técnico busca sus restos en el Convento de las Trinitarias.

A las 10.30 horas ha arrancado la primera fase de un proyecto que pretende localizar los restos del escritor, enterrado junto con su esposa en la iglesia del convento, para sacarlos de una "tumba anónima" y, con una lápida que recuerde su figura, devolverle la "deuda" que "toda la humanidad tiene con él", ha dicho hoy el investigador Fernando de Prados.

Para lograrlo, esta mañana ha accedido al templo un equipo de técnicos liderado por el georradarista Luis Avial, que, mediante un georradar y un equipo de infrarrojos que detecta los cambios de temperatura, identificará en los próximos días las cavidades donde pudieron producirse enterramientos.

Se rastrearán alrededor de 200 metros cuadrados correspondientes al suelo de la iglesia actual -no es la original donde fue enterrado en 1616 Cervantes, dado que se remodeló a finales del siglo XVII- así como algunos habitáculos adyacentes, una cripta a la que no se accede desde 1955 y los muros de la iglesia.

Las ondas del georradar detectan los obstáculos del suelo y emiten unas señales en función de la profundidad de las cavidades, mientras que los muros se analizarán con sensores de infrarrojos que fundamentalmente detectan cambios de temperatura. Todo ello se plasmará en un plano tridimensional.

"Estoy muy contento, porque en la prueba inicial hemos visto que la calidad del terreno es muy buena para el radar y vamos a sacar muchísima información que será viable y muy válida", ha explicado Luis Avial, poco después de efectuar las primeras pruebas sobre el altar de la iglesia conventual de las Trinitarias. La exploración se hará, además, con la "malla" -la definición- más densa que se ha utilizado nunca, de manera que la información que se obtenga va a ser muy concreta, sostiene el georradarista.

"A poca profundidad podríamos llegar a detectar un bolígrafo o un mechero", ha explicado Avial a los periodistas, a quienes, eso sí, les ha advertido de que, cuanto más hondos estén los elementos, menor precisión se obtendrá en el mapa tridimensional.

El equipo de georradaristas estará recabando datos en la iglesia previsiblemente tres días -ampliables en el caso de ser necesario- y después elaborará un mapa tridimensional que estará listo en cerca de un mes y que indicará las posibles cavidades donde fue enterrado.

No obstante, apunta Avial que el georradar puede detectar las cavidades, pero "nunca personificar a quién corresponde cada esqueleto". Podría darse además el caso de que los restos del escritor se hallen en un osario común, junto con las exequias del resto de cuerpos enterrados en la iglesia hasta el momento de su remodelación.

En cualquier caso, una vez se obtenga el plano tridimensional comenzará la segunda fase del proyecto: si se considera viable y se obtienen los permisos necesarios, será el prestigioso forense Francisco Etxeberría quien dirija una excavación selectiva y cuidadosa para recuperar restos óseos que puedan corresponderse con los del escritor.

La tercera fase, que ahora se atisba lejana pero que se espera que pueda concretarse durante este 2014, consistiría en analizar los restos en el laboratorio e identificar cuáles de ellos son los de Cervantes.

Aunque no podrá estudiarse el ADN, porque la línea sucesoria del escritor quedó extinguida, sí es posible identificar los restos por una caracterización antropológica: su gran nariz, que sólo le quedaban seis dientes, y las señales que pudieron dejar en su esqueleto los dos arcabuzazos en el pecho y otro en la mano izquierda, sufridos en 1571 en la Batalla de Lepanto.

Ante la atenta mirada de más de 50 periodistas y bajo el sobrecogedor altar barroco de la iglesia conventual de las Trinitarias, ubicada en la calle Lope de Vega, a tan sólo unos metros de la casa en que murió Cervantes, hoy ha comenzado la búsqueda de los restos del genio, con la "emoción" de emprender un proyecto histórico.

"Si no se ha rastreado antes, es porque no se tenían los medios técnicos", expone Fernando de Prados, quien insiste en que "está probado y documentado que Cervantes se enterró (en el convento) y que jamás ha salido de este lugar".

Para los investigadores, queda ahora esperar a que la técnica acompañe a la ilusión con que se buscan los restos de Cervantes, con la esperanza de recuperarlos para el año que viene, cuando se celebra el cuarto centenario de la segunda parte de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha".

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