Los ‘mascareros’ ya trabajan para confeccionar los trajes del carnaval

En pocos lugares resulta tan peculiar y tan arraigada la tradición del carnaval como en Venecia. La ciudad de los canales comienza a vestirse de época y cubrirse el rostro con máscaras. Si hay algo que no puede faltar estos días en los talleres de los "mascareros" es la imaginación.

Lujo y lujuria, o tal vez glamour, elegancia, fantasía, tradición. Todos estos términos servirían para explicar cómo son los Carnavales de Venecia a quien no los conociera.

Pero posiblemente quien mejor nos lo pueda hacer sentir son los sastres y maestros mascareros que mantienen viva una costumbre con seis siglos de vida.

Giuliana se encarga de confeccionar los trajes, este año unos 200, para alquilar a personas que los encargan desde todos los lugares del mundo.

Empiezan con los pedidos a final de verano o principios de otoño, explica Giuliana. Su marido se encarga de las máscaras, que pueden hacerse baratas con materiales reciclados o caras, carísimas, a la vieja usanza.

Podemos hacer máscaras de oro puro con pasamanería, decoraciones, joyas. Y eso sube hasta los 300 o 400 euros, dice el mascarero.

Más otros cuatrocientos euros que cuesta alquilar el vestido o 4.000 si lo compramos. Y casi 500 euros más si se quieren lucir en el Gran Baile de Máscaras en el Palacio Pisani Moreta. Participar en el Carnaval de Venecia se puede poner por las nubes, pero hay cosas que no obedecen a la lógica sino al corazón.

Franco Paine, de la Asociación de Amigos del Carnaval, relata que más que competir con los amigos por ver quién luce el traje más bonito, intentamos superarnos a nosotros mismos, tener un disfraz mejor que el año pasado, algo que nunca se haya visto.