El trabajo ha sido publicado en la revista estadounidense 'DeNovo' que, según otros medios del país, ha sido comprada por la propia investigadora para sacar a la luz su trabajo. En dicha revista aseguran que los datos de Ketchum se basan en muestras de ADN, pero para conocer el estudio en profundidad los usuarios deben pagar 30 dólares, que es lo que cuesta la publicación.
Entre las informaciones que han trascendido, destaca que Ketchum está apoyada por científicos, expertos forenses, que han vagado por América del Norte recogiendo muestras para probar sus hallazgos. Además, apuntan a que las secuencias de ADN recogidas de estas especies están estrechamente relacionada con la de los seres humanos.
En mayo de 2012 un equipo de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Lausana también anunciaron el inicio de un estudio que incluía pruebas genéticas para probar la existencia del Yeti. Para lograrlo, los expertos recogieron restos orgánicos que podrían pertenecer a la criatura, en lugares en los que algunos excursionistas han asegurado haberlo visto.
Según ha indicado uno de los autores, Bryan Sykes, la idea de este trabajo surgió a raíz de "los numerosos informes engañosos y excéntricos que existían" acerca del fenómeno del Yeti. "Decidimos dar al caso un enfoque sistemático y utilizar los últimos avances en las pruebas genéticas", ha indicado.
Los resultados de este trabajo, que aún no ha terminado, podrían ser la confirmación a las teorías ahora publicadas por Ketchum.
Desde que en 1951 una expedición al Everest regresó con fotografías de huellas gigantes en la nieve, se ha especulado acerca de las criaturas gigantes del Himalaya, desconocidas para la ciencia. Desde entonces ha habido informes de testigos presenciales que dicen haberlo visto en el Himalaya, en Estados Unidos (en donde le conocen como 'Bigfoot' o 'Sasquatch'), en las montañas del Cáucaso (en donde le llaman 'Almasty') y en Sumatra ('Orang pendek').