Lucha contra el cáncer

Una proteína encontrada en el animal 'inmortal' de la tierra podría ser clave para detener el cáncer

La proteína Dsup permite que los tardígrados puedan sobrevivir en el espacio a los rayos cósmicos sin sufrir daños en su ADN.

Tardígrado

TardígradoEuropa Press

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Los tardígrados, también conocidos como osos de agua o lechones de musgo, son microorganismos de apenas medio milímetro de longitud. Todos tienen neuronas, una boca en el extremo de una probóscide retráctil, un intestino que contiene microbiota y cuatro pares de patas terminadas en garras y, por si fuera poco, la mayoría tiene dos ojos. Estos pequeños seres de aspecto simpático comparten un antepasado común con artrópodos como insectos y arácnidos. Sin embargo, por pequeños que sean, se ha demostrado que los tardígrados son los seres más resistentes del planeta.

Cuando el entorno se vuelve totalmente inhóspito (incluso en ambientes que no se dan en ningún lugar de la tierra) los tardígrados activan un mecanismo de defensa conocido como criptobiosis, que consiste en deshidratar su cuerpo casi al completo, perdiendo hasta el 97% de su agua, reduciendo su metabolismo a un nivel casi inexistente en el que apenas hay actividad celular, pudiendo mantenerse así durante décadas, hasta que las condiciones vuelvan a ser favorables. Este proceso les permite resistir temperaturas de -273ºC (prácticamente cero absoluto) hasta los 150ºC, presiones extremas y una clave para la lucha contra el cáncer: también resisten radiaciones letales para la mayoría de organismos.

La radioterapia es uno de los tratamientos más útiles que existen en la actualidad para combatir el cáncer. El problema es que la radiación elimina células sin diferenciar las sanas de las tumorales, produciendo muchísimos efectos secundarios negativos en el organismo.

Los tardígrados son capaces de soportar alrededor de mil veces la dosis de radiación ionizante que mataría a un ser humano gracias a una proteína única en su organismo llamada supresora de daños, o Dsup, que protege el ADN de los daños que suele causar este tipo de radiación. Cuando los investigadores introdujeron esta proteína en células humanas, estas también se volvieron más resistentes a la radiación.

También podría prevenir los infartos

Debido a que casi todos los cánceres implican daños en el ADN, algunos expertos señalan que el Dsup o tratamientos con esta proteína podrían ayudar a proteger el tejido sano durante tratamientos oncológicos o, incluso, evitar que las células se vuelvan cancerosas.

Además, el potencial de la Dsup podría ir mucho más allá. Durante los infartos de miocardio o los accidentes cerebrovasculares, los tejidos de los órganos experimentan picos de estrés oxidativo y reacciones que dañan el ADN. Si la Dsup puede proteger el ADN durante estos episodios, podría ser capaz de reducir el daño celular que causan.

Algunos problemas de aplicación

Para poder proteger al sujeto, la Dsup tiene que estar dentro del núcleo de la célula para que funcione. No es posible administrar esta proteína directamente a cada célula y la integración de los genes de la Dsup directamente en el ADN supondría riesgos. Sin embargo, los científicos creen haber dado con la clave: el ARN mensajero. Al introducir el ARNm en el organismo, las células usarían sur propios ribosomas para fabricar la proteína. Esta podría situarse sin problema en el núcleo y proteger al ADN de la radiación.

Los primeros estudios en animales son bastante alentadores, demostrando que los mamíferos pueden producir esta proteína provocando efectos similares. En un estudio, inyectaron ARNm (similar a la tecnología de las vacunas contra la Covid-19) para administrar instrucciones genéticas de producir Dsup en ratones. Cuando los sujetos fueron posteriormente expuestos a radiación, aquellos ratones que producían esta sustancia sufrieron muchos menos daños que en el ADN que los sujetos no tratados.

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