Hace doce años llegó en cayuco a Gran Canaria y hoy regenta su propio negocio en un mercado. Es la historia de Mory, un joven natural de Mali que ha tenido que enfrentarse a todo tipo de dificultades. Su puesto de fruta lleva el nombre con el que lo conocen sus clientes: El Morenito. Esta es su historia.
Se llama Mory, tiene 28 años y hace 12 que llegó a Canarias en patera. Era la primera vez que veía el mar.
Once hermanos, huérfano de padre y con pocas opciones en la vida, llega a las islas en 2006, el año en que los cayucos no dejaban de alcanzar las costas canarias. Pasó por la construcción, aprendió carpintería, pero fue en este mercado de Gran Canaria donde descubre su verdadera vocación.
Muy especialmente sus clientes.
Reconoce que ha encontrado mucho escollos, pero que la mayoría de los que se cruzan con él sólo tienen palabras de apoyo.
A punto de ser padre y dueño de su propio negocio sólo le queda un sueño en la vida: crear puestos de trabajo para gente que lo necesite.
