La gestión del área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, en el ojo del huracán

El controvertido espectáculo de marionetas vuelve a cuestionar la gestion cultural del Ayuntamiento de Madrid y se une a un cada vez más grueso inventario de polémicas. En junio de 2015. Cuatro días le bastan al nuevo gobierno municipal de Manuel Carmena para meterse en su primer jardín. El motivo, unos tuits ofensivos que cuatro años antes escribía el recién nombrado concejal de Cultura, Guillermo Zapata. En ellos, se mofaba de los judíos asesinados en el holocausto e Irene Villa, víctima de ETA. Zapata dimitió, fue denunciado por un delito de humillación y el juez Pedraz de la Audiencia Nacional archivó la causa, para luego reabrirla.

A Zapata le sustituye Celia Mayer. Y en Navidad ya se le acumulaban las polémicas sobre el respeto a las tradiciones. Mujeres haciendo de Reyes Magos en algunas cabalgatas de distrito, la prohibición pionera de animales en la principal, y sobre todo la estética futurista de las carrozas y los trajes naif de sus majestades muy alejados del estilo napolitano que parecía marcar la tradición navideña. Las críticas en las redes sociales no se hicieron esperar.

Pero aun quedaba otra gran controversia. En virtud de la Ley de Memoria histórica, el Ayuntamiento aprueba cambiar referencias franquistas en una treintena de calles y monumentos de Madrid. Un plan que suma un error tras otro. Por ejemplo, la retirada de una placa que recuerda el fusilamiento de 8 carmelitas por los republicanos. El consistorio admite que ha sido una confusión y se vuelve a colocar. Lo que no se ha devuelto a su lugar es un monolito de la dictadura. Se quitó, pero estaba protegido por Patrimonio Nacional. Así que el plan se suspende tras la sucesión de denuncias por parte de la oposición municipal que también pide la dimisión de Mayer.