Publicidad
CRIMEN DE VERÍN
La familia de Bernardino contrató a un sicario para asesinarle
El crimen del chófer de Verín incluye celos, odio, codicia, y venganza. Bernardino Pousa Rodríguez, un empresario de autobuses de esta localidad gallega. Fue golpeado salvajemente y degollado. En el banquillo se sienta su mujer, su hija y el novio de esta.
Hay cuatro imputados por asesinato, empezando nada menos que con la propia ex mujer de Bernardino. Dólores Álvarez no soportó que Bernardino quisiera divorciarse de ella. Nunca firmó el divorcio. Ella habría puesto el dinero para mandar a matar a Bernardino. Pero Dolores no estaba sola. Según el fiscal, la ayudó su hija, Ángeles Pousa. Ella estudió la ruta de autobús que hacía su padre, para que el plan saliera perfecto. Ensayaron el crimen hasta tres veces. Y en esto la ayudó su novio, Alberto Vázquez. Además, se le acusa de contactar y negociar con un sicario, con la persona encargada de matar a Bernardino.
Ilidio Magalhaes, un joven portugués, adicto a las drogas, que habría recibido casi siete mil euros por el "trabajo". Cuando Bernardino acabó la última ruta, y entró en la nave industrial donde guardaba sus autobuses, Ilidio hombre le estaba esperando. Según los investigadores, lo atacó por detrás, le dio 16 golpes en la cabeza… y lo degolló con un cuchillo.
German Pousa, hermano del fallecido ha confirmado, a Espejo Público que el móvil del asesinato está en el dinero. "Es una mujer para la que lo más importante es el dinero. En los papeles de divorcio le llegamos a ofrecer hasta el 60 por ciento del reparto, más casa y todo lo demás y ella no quería".
Publicidad