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COMPRAR MENOS POR MÁS

¿Sabes que es la reduflación? Una práctica legal por la que te gastas más dinero en el súper

El aumento de precios en el sector alimentario es una realidad y si no lo notas en el precio, lo notarás en la cantidad.

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La inflación en la eurozona está llegando a máximos históricos estos últimos meses. En marzo, por ejemplo, se disparó hasta el 7,5 %, batiendo el récord de los últimos 30 años. Esto ha hecho que muchos establecimientos se hayan visto obligados a encarecer sus productos.

Seguramente, a estas alturas, ya hayas notado que los productos de belleza que compras habitualmente son bastante más caros y que el desayuno de tu bar de confianza ya no es tan barato como antes.

Pero, ¿por qué no has notado este incremento en el supermercado? ¿Es que ellos no han tenido que subir los precios? Sentimos decirte que sí, sí que han subido el precio de sus productos, pero lo han hecho de una forma que no todos los consumidores detectan.

Muchos súpers han asumido el encarecimiento de las materias primas, los combustibles y la energía llevando a cabo la técnica de la reduflación. A continuación te contamos de qué se trata.

¿Qué es la reduflación?

La reduflación es la táctica que usan los grandes comercios para poder mantener el precio de los productos. Lo hacen reduciendo la cantidad o el tamaño de los envases sin que sea evidente para el comprador.

"Hay quien trata de disfrazar las subidas de precio usando trucos que no son más que maniobras de distracción para los consumidores", dice la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en su página web sobre esta práctica.

¿Por qué acabamos gastando más?

A pesar de ser legal, esta práctica no deja de ser un engaño para el consumidor, ya que piensa que está comprando una oferta cuando, en verdad, a la larga, estará perdiendo dinero. Los expertos en economía lo llaman la "inflación encubierta".

¿Cómo nos engañan? Vamos a poner un ejemplo. Los típicos envases de embutido a 1 euro-esos que todos hemos metido alguna vez en el carro de la compra- actualmente mantienen su precio tan atractivo, pero hay algunos que en su interior llevan menos lonchas.

Si no nos fijamos en este detalle, seguiremos comprando embutido de oferta, pero lo haremos más a menudo, ya que, al haber menos cantidad, nos lo acabaremos más rápido. Por lo tanto, a la larga, acabaremos gastando más dinero. Pasa lo mismo con el pan de molde, que, aparte de venderse en packs de menos rebanadas, estas son más pequeñas.

En el caso de los refrescos, hemos visto como la capacidad de las botellas ha disminuido, sin que sea demasiado evidente a simple vista. Eso hará que el consumidor siga comprando el envase grande, pensando que son 2 litros, cuando en realidad su etiqueta ahora marca 1,75 litros. A la práctica, por cada envase beberemos un vaso menos que antes de la inflación.

¿Cómo evitamos que nos engañen?

Siendo conscientes de esta práctica, hay que saber como minimizar sus efectos en nuestra economía doméstica. Para ello, la OCU recomienda que siempre comparemos el precio de cada producto por unidad de medida, "solo así sabrás cuál es la opción realmente más económica". Es decir, tendremos que fijarnos en el precio por kilo o litro.

De hecho, la ley obliga a que todos los envasados indiquen el precio por unidad de medida, de este modo, el consumidor puede saber de forma cierta qué opción es más económica.

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