REVISIÓN PEDIÁTRICA

Dolor de piernas, ganglios inflamados y otras señales silenciosas que indican que tu hijo necesita ir al médico

Como pediatra, sé que no siempre las enfermedades avisan con grandes síntomas. En este artículo quiero contarte qué síntomas poco evidentes merecen una revisión pediátrica. No siempre significan algo grave, pero es mejor consultar para actuar a tiempo si hace falta.

Un niño solo y pensativo

Un niño solo y pensativoFreepik

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Como pediatra, sé que la mayoría de las veces las enfermedades en los niños avisan a lo grande: con fiebre alta, dolor intenso o tos que no les deja dormir… y ahí nadie duda en consultar. Sin embargo, hay otros momentos en los que las señales son tan discretas, tan silenciosas que pasan desapercibidas o se confunden con cosas normales del crecimiento.

Esos pequeños cambios, si no les prestamos atención, pueden retrasar el diagnóstico de enfermedades importantes.

Bultitos en el cuello (ganglios)

Si palpamos detenidamente el cuello de los niños notaremos unos bultitos a ambos lados de pequeño tamaño, blanditos y móviles que corresponden a los ganglios línfáticos, que son parte fundamental del sistema inmunitario y se encargan de producir linfocitos y otras células que combaten las infecciones.

Revisión de la pediatra de los ganglios en el cuello de un niño
Revisión de la pediatra de los ganglios en el cuello de un niño | Freepik

Muchas veces estos ganglios pueden inflamarse cuando hay una infección a nivel del sistema respiratorio superior (muy frecuente en los niños): catarros, otitis, faringitis…. Lo cierto es que estos bultos inflamados muy pocas veces son consecuencia de una enfermedad grave y en la mayoría de ocasiones corresponden a la reacción de un ganglio por un proceso infeccioso banal. A pesar de esto, ante la aparición de un bulto en la zona cervical de un niño se debe consultar con el pediatra para realizar una exploración sobre todo si:

  • Son muy grandes, mayor de 2 cm.
  • Si se percibe un crecimiento rápido y progresivo del ganglio.
  • Si son de consistencia dura (como una piedra) o están fijos a la piel y a planos profundos.
  • Si se localizan justo encima de la clavícula.
  • Si van acompañados de síntomas generales como cansancio, pérdida de peso, sudoración nocturna o pérdida de apetito.

Sudoración excesiva durante el sueño

Alrededor del 12% de los niños sudan cuando duermen y esto es más frecuente en los niños más pequeños. La explicación es sencilla, cuando los niños están despiertos generan gran cantidad de energía. Sin embargo, cuando el cuerpo reduce de forma clara su actividad y pasa de un estado de alerta continua al descanso y la inactividad, una gran cantidad de energía deja de ser necesaria y se elimina en forma de calor por el sudor.

Esto es normal y se debe a una inmadurez del sistema metabólico y cardiovascular de algunos niños que hace que el proceso de adaptación a estos cambios sea diferente al de los adultos.

Niña durmiendo con coleta
Niña durmiendo con coleta | Freepik

Sin embargo, si tu hijo suda de forma excesiva por la noche llegando a mojar el pijama y las sábanas, incluso en una habitación fresca y sin tener fiebre, conviene comentarlo con el pediatra. Si ocurre de forma repetida y asocia otros síntomas, puede ser una señal de que el cuerpo está luchando contra una infección crónica, un problema hormonal o en raras ocasiones, una enfermedad más seria.

Dolor de piernas

Es común que los niños tengan dolor en las piernas, sobre todo por la noche, y la mayoría de las veces pensaremos que se trata de dolores de crecimiento, que son intermitentes, desaparecen solos y no dejan secuelas.

Sin embargo, cuando el dolor es persistente, aparece también durante el día, limita la actividad física, produce cojera o se refiere a una zona muy concreta en una de las piernas, es importante consultarlo. En algunos casos, puede ser una señal temprana de problemas articulares, musculares o incluso enfermedades más serias que necesitan de diagnóstico y tratamiento oportunos.

Pérdida de peso

En los niños, perder peso sin proponérselo no es algo normal y siempre merece atención. A veces puede deberse a un bache de apetito temporal, una temporada con mucha actividad física o un cuadro digestivo leve, pero si la pérdida es evidente o se mantiene en el tiempo, es importante investigarla. Puede ser la pista de enfermedades digestivas como la enfermedad inflamatoria intestinal o intolerancias alimentarias, alteraciones hormonales como el hipertiroidismo o la diabetes, infecciones crónicas o enfermedades graves que aumentan el metabolismo como tumores o problemas hematológicos.

Pediatra
Pediatra | iStock

Hematomas inexplicados

Los hematomas en los niños son muy frecuentes, principalmente debidos a traumatismos en zonas expuestas como piernas y brazos por jugar al futbol, andar por el suelo o recibir algún golpe jugando con sus amigos.

Sin embargo, cuando los hematomas aparecen "por arte de magia" sin explicación coherente y en zonas menos expuestas a traumatismos como hombros, abdomen o espalda, debemos consultar con el pediatra para valorar hacer una analítica y comprobar que las plaquetas y la coagulación son normales.

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