SINCULPABILIDAD

Repetir curso: Cómo gestionar las malas notas de nuestros hijos sin caer en castigos y culpas

Cuando un niño o niña repite curso, muchas familias se sienten culpables y frustradas. Pero la forma en que se acompaña este proceso marca una diferencia enorme en la manera en la que el menor lo vivirá. Como psicóloga, te dejo algunas reflexiones y propuestas para poner en práctica.

Niño haciendo deberes sin ganas

Niño haciendo deberes sin ganasFreepik

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Que un niño o una niña repita curso es una noticia que muchos padres reciben con una mezcla de preocupación, tristeza y culpa. Aparecen preguntas como: "¿Hemos hecho algo mal?, ¿Se ha esforzado lo suficiente?, ¿Qué consecuencias tendrá esto para su autoestima?".

Pero es muy importante tener en cuenta que repetir curso no es un fracaso. Esto es importante trasladárselo a los niños y buscar que la situación se convierta en una oportunidad para mejorar y cambiar ciertos hábitos o conductas.

¿Qué hacer cuando tu hijo repite curso? Más acompañamiento y menos sermones

Cuando un niño repite curso, ya sabe que algo no ha salido como se esperaba. La propia situación es un castigo en sí mismo, no hace falta nada más a mayores. No necesita que se lo repitamos una y otra vez. Necesita comprensión, orientación y seguridad emocional.

Evita frases como:

  • Esto te pasa por no esforzarte.
  • Ya te lo dije.
  • Vas a quedarte atrás de tus amigos.

En su lugar, prueba con:

  • Vamos a ver juntos qué ha pasado y cómo podemos ayudarte.
  • Esto no te define como persona.
  • Tienes otra oportunidad para aprender a tu ritmo, y eso también está bien.
¿Por qué no son efectivos ni recomendables los castigos y premios a nuestros hijos?
¿Por qué no son efectivos ni recomendables los castigos y premios a nuestros hijos? | iStock

Causas de un bajo rendimiento escolar

Antes de pensar en castigos o en más horas de estudio, es fundamental comprender qué ha llevado a esta situación. Las causas suelen ser multifactoriales:

Dificultades de aprendizaje no detectadas (dislexia, TDAH, problemas de comprensión lectora…)

  • Altos niveles de ansiedad o presión académica.
  • Falta de motivación o desconexión emocional con el entorno escolar.
  • Cambios familiares o personales importantes (separación, duelo, mudanza…).
  • Estilos educativos basados en la exigencia y poco en la conexión.

Por ejemplo: un niño con TDAH puede tener buenas capacidades, pero si no recibe apoyo adaptado, es probable que acabe repitiendo curso, no por falta de esfuerzo, sino porque necesita otras estrategias para aprender.

Niños y niñas escuchan la lección en el colegio
Niños y niñas escuchan la lección en el colegio | Pexels

Cómo acompañar a nuestros hijos sin castigos y sin culpa

Cuando los padres se sienten culpables, pueden reaccionar desde la sobreprotección o desde la exigencia. Ninguna de las dos opciones es una ayuda. Lo que sí ayuda es acompañar con calma, límites claros y presencia emocional.

Algunas claves prácticas y útiles son:

  • Normaliza lo ocurrido: "Hay personas que necesitan más tiempo para aprender algunas cosas, y no pasa nada".
  • Habla de sus fortalezas, no solo de sus carencias: "Eres muy bueno explicando cosas a los demás" o "tienes muchas ideas creativas, vamos a ver cómo usarlas para estudiar."
  • Revisa con el centro educativo las adaptaciones necesarias: Quizás necesite apoyo psicopedagógico, una evaluación más específica o cambios en la metodología.
  • Busca ayuda profesional si lo necesitas: un psicólogo infantil o una psicopedagoga pueden orientarte sobre cómo motivarle, cómo detectar posibles dificultades y cómo evitar que se sienta etiquetado.

Repetir curso no es un fracaso

Cuando el entorno adulto lo acompaña bien, repetir curso puede convertirse en un punto de inflexión positivo: un año para consolidar aprendizajes, reforzar autoestima y ganar seguridad.

El reto está en que, como adultos, no lo vivamos desde el miedo o la decepción, sino desde la oportunidad. Porque los niños aprenden más de cómo reaccionamos nosotros, que de lo que les decimos.

En los momentos difíciles, como cuando un hijo repite curso, tu actitud como madre o padre es más importante que cualquier boletín de notas. Los niños aprenden a gestionar la frustración, la autoestima y la perseverancia observando cómo lo hacemos nosotros. Si tú te mantienes sereno, empático y comprensivo, le estás enseñando que las adversidades no definen su valor, y que siempre puede volver a intentarlo.

Ser su base segura no significa tener todas las respuestas, sino ser ese lugar al que puede volver sin miedo, incluso cuando las cosas no salen como esperaba.

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