CONTROLAR AL BEBÉ
Una matrona sobre los monitores y las correas: "La ciencia no recomienda su uso habitual en embarazos sin riesgo"
Especialmente en los embarazos de bajo riesgo, es importante conocer cuándo está indicada la monitorización fetal externa y qué dice la evidencia científica actual sobre su uso. Te lo cuento todo sobre esta práctica que se lleva a cabo hoy en día en todos los hospitales a las mujeres embarazadas.

Publicidad
La monitorización fetal es una herramienta muy utilizada durante el embarazo y el parto, pero muchas veces se realiza sin informar a las mujeres realmente para qué sirve o si es siempre necesaria.
¿Qué es la monitorización fetal y para qué sirve?
La monitorización fetal, también conocida como monitores, consiste en el uso de sensores colocados en el abdomen de la mujer embarazada para registrar dos cosas:
- La frecuencia cardíaca del bebé.
- La actividad uterina (contracciones).
El objetivo principal es valorar cómo está el bebé dentro del útero y cómo responde a las contracciones una vez el parto se inicia.

¿Cuándo se utilizan los monitores durante el embarazo?
Aunque muchas veces se hace por rutina en las últimas semanas de embarazo, la evidencia científica no recomienda su uso sistemático en embarazos de bajo riesgo.
Según organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varias guías clínicas internacionales, no hay beneficios en realizar monitorización fetal externa de forma rutinaria si el embarazo cursa sin complicaciones y, sin embargo, puede aumentar la ansiedad materna y el número de intervenciones innecesarias.
Sin embargo, sí que está indicada en ciertos casos específicos, como:
- Embarazos que pasan de la semana 41.
- Sospecha de disminución de movimientos fetales.
- Patologías maternas como hipertensión o diabetes.
- Restricción del crecimiento intrauterino.
- Embarazos múltiples o antecedentes de complicaciones previas.
En estas situaciones, la monitorización se realiza mediante un registro cardiotocográfico, que suele durar entre 20 y 40 minutos, y permite observar si hay un patrón tranquilizador en la frecuencia del bebé que nos indica bienestar, o si, por el contrario, hay algo que nos indique que es necesario hacer un seguimiento más estrecho.
A pesar de las recomendaciones basadas en la evidencia, en muchos hospitales se sigue utilizando de forma rutinaria en embarazos normales, lo que puede llevar a cierta medicalización innecesaria.

Monitores durante el parto: Cómo se utilizan
Durante el trabajo de parto, la monitorización fetal se emplea para evaluar cómo responde el bebé a las contracciones y asegurarse de que mantiene un buen estado de oxigenación.
Existen dos formas diferentes:
1. Monitorización intermitente: se controla la frecuencia cardíaca fetal cada cierto tiempo con un doppler o monitor. Está recomendada en partos de bajo riesgo porque permite más movilidad a la madre y menor intervención.
2. Monitorización continua: se deja el monitor colocado durante todo el tiempo. Se indica en mujeres con factores de riesgo, anestesia epidural, uso de oxitocina sintética o cuando hay sospechas de alteraciones en el bienestar del bebé.
La elección entre un tipo u otro debe individualizarse en cada mujer, según el tipo de parto, los factores de riesgo, el estado del bebé, y el deseo de la madre.
Más Noticias
Por supuesto que la monitorización fetal es una herramienta útil, pero su uso debe ser individualizado y basado en evidencia. Informarte y hablar con tu matrona de referencia te ayudará a tomar decisiones conscientes en el seguimiento de tu embarazo y tu parto.
Publicidad