RAYOS ULTRAVIOLETA

Mi hijo está moreno, ¿es saludable?

Hablamos con la dermatóloga pediátrica Marta Ivars, del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, sobre los daños que puede acarrear en un futuro la exposición solar de los niños.

Niña con protección solar

Niña con protección solariStock

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Tras un par de meses de vacaciones, los niños y niñas regresan a las aulas para afrontar un nuevo curso. En la vuelta al cole, los comentarios que más se oyen son los halagos por tener la piel bronceada: "¡qué moreno estás, Juan!".

A pesar de que a todos nos encanta que nos envidien por la cantidad de tonos de piel que hemos ganado este verano, lo cierto es que cuanto más bronceados estemos, más habremos dañado nuestra piel.

Los dermatólogos que hemos entrevistado en NovaMás este verano han insistido, por activa y por pasiva, de que cualquier tipo de bronceado es señal de una dermis dañada por los rayos ultravioleta, por lo que tomar el sol de forma expresa es una pésima idea que puede tener efectos muy perjudiciales sobre nuestra salud y aún más sobre la de nuestros hijos e hijas.

Entonces, ¿debemos preocuparnos si nuestros peques están morenos tras el verano? Para dar respuesta a esta inquietud de muchos padres, hemos hablado con Marta Ivars, dermatóloga pediátrica del hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.

En nuestra charla, Marta nos ha insistido en la importancia de proteger la piel de los niños de la exposición solar cuando juegan al aire libre para evitar daño, envejecimiento de la piel y lesiones oculares.

Protección alta para todos los tipos de piel

Si bien es cierto que las pieles más oscuras tienen más melanina y, por lo tanto, tienen más capacidad para absorber los rayos ultravioleta y estar protegidos, todos los niños, sin excepción, deben protegerse del sol. Aunque la dermatóloga recuerda que "el precio que va a pagar una piel muy clara", si se quema, "es muy alto".

"El sol va dañando poco a poco la piel que no está protegida", nos explica. Por lo tanto, que nuestros hijos no se quemen al sol, no significa que estén inmunes de sus efectos, cada vez más dañinos por la reducción del grosor de la capa de ozono.

¿Cómo debemos proteger a los niños?

Los niños son niños, y necesitan hacer actividades al aire libre. Los rayos dañinos del sol no pueden ser un impedimento para que disfruten de su infancia al máximo y por eso es responsabilidad de los adultos protegerlos adecuadamente durante todo el año. Por eso, le hemos preguntado a Ivars qué precauciones debemos tomar cuando nuestros hijos vayan a pasar varias horas expuestos al sol.

La primera, como es lógico, es usar factor de protección solar 50 o, al menos, superior a 30. "Sea cual sea el protector que elijamos, debemos asegurarnos que tenga un amplio espectro, que te proteja tanto de la radiación ultravioleta A y B", añade la experta. Además, debemos acordarnos de usar una cantidad generosa y repetir la aplicación cada dos horas -o cada vez que el pequeño de moje o sude-.

Marta también nos recuerda que una de las mejores barreras contra los rayos ultravioleta es la ropa con factor de protección solar. Si van a pasar muchas horas al aire libre y tienen la piel muy pálida, la dermatóloga recomienda ponerles ropa ligera -de algodón o lino-, cómoda y de manga larga.

"Hay que recordar la importancia de las gafas de sol con protección 100%. Se pueden buscar con monturas divertidas. Pero es muy conveniente la protección ocular", añade sobre un aspecto que no siempre se tiene en cuenta.

¿Qué pasa con los bebés?

En el caso de los bebés, de menos de 6 meses, la recomendación de la doctora es que no se expongan al sol bajo ningún concepto, ya que "tienen una piel que se quema muy fácilmente".

Si esta exposición no se puede evitar, se deberá proteger al pequeño con una sombrilla, la capota del carrito o un sombrero de ala ancha; "pueden llevar ropa ligera, pero hay que asegurarse de que la piel está cubierta".

La dermatóloga pediátrica también alerta que en el caso de los adolescentes, también hay que tener cuidado, pues algunos medicamentos que se les receta para el acné, como antibióticos o retinoides, pueden hacer que la piel sea más sensible a la radiación ultravioleta.

¿Cómo debemos tratar las quemaduras solares en niños?

Igual que pasa con los adultos, cuando un niño se quema suele tener dolor, tirantez y ardor en la zona que se ha quemado. "Eso suele ir empeorando las horas siguientes de la exposición solar y, una semana después, la piel se empieza a pelar", expone la experta.

¿Qué hay que hacer en estos casos? Según Marta Ivars, si vemos que nuestro hijo tiene ampollas, fiebre, dolor de cabeza o escalofríos, debemos llevarlo rápidamente al médico para que sea valorado por un especialista.

Si no presenta ninguno de estos síntomas, ella aconseja tratar la zona afectada con compresas húmedas y frescas, evitar que ser rasque -para que no se infecte- y administrarle algún analgésico para aliviar el dolor si se queja (paracetamol, por ejemplo). Es buena también la ingesta suficiente de líquido. "Si el niño está muy molesto, se puede aplicar un corticoide tópico suave, por ejemplo; una crema de hidrocortisona del 1%", añade.

¿Es cierto que los niños se broncean más que los adultos?

La experta nos ha explicado que "el proceso de la formación de la melanina y, por lo tanto, de la protección frente a la radiación ultravioleta, en la piel de los niños, no es igual de maduro que en la piel de una persona adulta", por eso, la protección en estas edades es especialmente importante.

Aunque el melanoma constituye solamente un 1% entre los distintos tipos de cáncer de piel, es el que se asocia a una mayor mortalidad. Hoy sabemos que las personas que en su infancia no se han protegido del sol y que han tenido quemaduras, tienen más riesgo de melanoma que las que sí se han protegido. "Diversos estudios han demostrado que las quemaduras solares de repetición en la infancia se asocian a un mayor riesgo de melanoma en la edad adulta", alerta Ivars sobre la importancia de proteger a los pequeños.

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