ANIMALES DE COMPAÑÍA

Animales en la familia sí o no: Una pediatra analiza los beneficios y los riesgos para la salud

Tener una mascota en casa aporta muchos beneficios demostrados en el desarrollo emocional y la educación de los niños, pero también supone una gran responsabilidad para la familia y un riesgo potencial para la salud de los más pequeños si no se realizan los cuidados adecuados.

Una niña y un niño con un perro en casa.

Una niña y un niño con un perro en casa.Pexels

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La decisión de adoptar una mascota para que conviva con nuestros hijos debe ser meditada y responsable, conociendo las necesidades y el tiempo que podemos invertir en el cuidado del animal.

En este artículo os quiero hablar sobre los beneficios de las mascotas para los niños, pero también de los riesgos que pueden suponer para ellos.

Beneficios de tener una mascota

Vaya por delante que tener una mascota en casa de forma responsable y deseada por toda la familia aporta muchos beneficios para los más pequeños de la casa.

Los niños establecen un vínculo de apego importante con los animales, ya que hacen compañía, no juzgan e interactúan con ellos desde edades muy tempranas. Concretamente, además, los principales beneficios de tener un animal en casa son:

  • Disminuyen la ansiedad y el estrés: Esto está comprobado ya que muchos animales son la base de terapias para niños con trastorno del espectro autista o trastorno de hiperactividad.
  • Mejoran la autoestima al sentirse el niño capacitado para cuidar de otro ser vivo.
  • Aumentan la actividad física ya que hay mascotas que requieren más paseos y actividades al aire libre.
  • Fomentan la responsabilidad ya que hay que encargarse de darles de comer, sacarlos a pasear, la higiene…
  • Inciden en la mejora del respeto y empatía por otros seres vivos que impedirá y denunciará el maltrato animal en un futuro.

Una gato en la cama.
Una gato en la cama. | Pexels

Riesgos para la salud que pueden causar los animales en casa

Una vez dejados claros los múltiples e importantes beneficios que pueden reportar los animales en la familia, toca repasar los riesgos a los que se exponen los miembros que conviven con dichos animales.

  • Alergias

A pesar de que se ha relacionado la convivencia de niños y mascotas en casa con la aparición de alergias respiratorias como asma o rinitis, está demostrado que el contacto precoz de una mascota con un bebé recién nacido puede prevenir el desarrollo de estos problemas.

Antiguamente existía un contacto directo y estrecho de los niños con los animales, por lo que el sistema inmunológico reconocía estos estímulos desde bien pequeños y no generaba reacciones alérgicas.

Hoy en día, cuando adoptamos una mascota y el niño ya tiene un sistema inmunológico desarrollado si aparece alguna infección respiratoria en escena las defensas pueden confundirse y reaccionar ante el pelo del animal con el riesgo de generar una alergia.

Aún así, se pueden minimizar los síntomas lavándose bien las manos después de entrar en contacto con el animal y con una limpieza adecuada de la casa y del animal en cuestión.

En el caso de alergias más graves si no queremos separarnos del animal la vacuna contra el epitelio de ese animal puede solucionarlo.

Es importante recordar que los gatos son el animal que más alergia produce por lo que hay que tenerlo en cuenta antes de elegirlos como mascota.

  • Reacciones no deseadas: mordeduras

Es muy raro que una mascota propia ataque a un niño conocido si se mantienen unas normas básicas de convivencia entre ambos. La mayoría de lesiones producidas por animales son mordeduras (en un 60-95% por perros y entre un 3-15 % por gatos) ocurren en el ámbito doméstico.

La mayoría de veces estas lesiones son banales y superficiales y en pocos casos pueden generar una infección. En algunos casos se han documentado lesiones graves o mortales en niños pequeños al atacar los perros a la zona del cuello, cabeza o cara.

Para evitar estos "ataques" se debe enseñar al niño desde pequeño que los animales no son juguetes y decirles que tienen necesidades igual que ellos y que también se enfadan si se les molesta mientras comen, duermen o tienen a sus crías cerca.

Por otro lado, nunca se debe dejar a solas a un niño con un animal sin supervisión ya que los niños no saben reconocer las advertencias que da el animal sobre su situación de estrés o enfado: levantar el rabo, gruñir o mirar fijamente, en caso de un perro, por ejemplo.

No obstante, es importante recordar que es extremadamente raro que un perro que convive en casa y está correctamente adiestrado ataque a un niño de la familia. Lo más normal es que sean sobreprotectores y toleren estoicamente las molestias de los niños.

Una niña abraza a su perro.
Una niña abraza a su perro. | Pexels
  • Infecciones

En ocasiones los animales pueden transmitir ciertas infecciones a las personas, conocidas como zoonosis.

Algunas de las infecciones que pueden transmitir las mascotas son:

1. La rabia, que es la enfermedad viral más grave. Afecta al sistema nervioso y puede llegar a ser mortal pero es muy rara hoy en día gracias a la vacunación generalizada de las mascotas.

2. La enfermedad por arañazo de gato (causada por una bacteria llamada Bartonella), se caracteriza por fiebre prolongada e inflamación de los ganglios linfáticos en la zona del arañazo. La suelen transmitir los cachorros y la mayoría de veces remite sin tratamiento.

3. La toxoplasmosis, es un parásito que está en las heces de los gatos. Esta infección la mayoría de veces es asintomática para los niños o puede cursar como un catarro. Es especialmente peligrosos en embarazadas ya que puede ocasionar problemas graves en el feto.

4. La tiña, que es una infección cutánea por hongos transmitida por perros o gatos generalmente abandonados o con malas condiciones higiénicas. Se aconseja evitar que los niños toquen animales abandonados.

5. Parásitos intestinales que se adquieren por el contacto directo con las heces de la mascota. Pueden ocasionar dolor abdominal recurrente y episodios de diarrea.

La mejor prevención de estas infecciones son los controles periódicos por el veterinario, evitar que el animal se alimente de restos obtenidos por la calle , ofrecer alimentación envasada y realizar una desparasitación correcta.

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