Ocho tips para hacer de tu cocina un lugar más sostenible

1- ¿No reciclas el aceite de oliva? Pues ya puedes hacerte con una botellita e ir guardando el aceite usado que pensabas tirar. Cuando esté llena, solo tienes que depositarla en un punto de reciclaje. ¿A que es sencillo? Pues no te imaginas lo contaminante que es tirar el aceite por las tuberías, y el gran favor que estás haciendo al medio ambiente con un simple gesto como este.

2- Evita el papel de cocina. Sabemos que es difícil vivir sin papel de cocina, y que muchas personas no pueden eliminarlo por completo. Pero lo que sí está en nuestras manos es hacer un uso racional de él y no despilfarrarlo, reaprovecharlo en el caso de que sea posible y, sobre todo, apostar por los paños de tela siempre que podamos.

3- Servilletas de tela, como las de toda la vida. Ya podemos ir corriendo a hacernos con unas servilletas de tela y unos servilleteros si queremos vivir en un hogar más sostenible. Reservemos las de papel para ocasiones especiales, si viene gente y somos muchos comensales, pero utilicemos las de tela en nuestro día a día.

4- Compra a granel. Tampoco es necesario volverse de repente un talibán de la compra a granel, pero está claro que estamos adquiriendo a diario productos envasados por encima de nuestras posibilidades. En la frutería, por ejemplo, hay numerosos productos que no requieren bolsa: desde un puñado de plátanos a un calabacín o una berenjena. Existen, además, numerosas tiendas que venden a granel, para las cuales podemos llevarnos nuestros propios envases. En el caso de que no nos quede más remedio y lleguemos a casa con unas cuantas bolsas, reciclémoslas. Se pueden usar para la basura, por ejemplo.

5- Una bolsa de tela siempre en el bolso. Este sencillo gesto nos va a hacer adquirir muchísimo menos plástico. Si cada vez que pasamos por el súper de camino a casa y acabamos comprando cuatro cosas y pidiendo una bolsa de plástico nos acordamos de sacar una bolsita de tela monísima que llevemos en el bolso, que apenas ocupa espacio ni pesan, estamos haciendo un gran favor al medio ambiente. Y no cuesta nada.

6- Productos de temporada y proximidad, en la medida de lo posible. Basta con estar al día de qué productos (especialmente frutas, verduras y hortalizas) están de temporada y planificar nuestros menús en base a ellos. Si compramos productos fuera de temporada, lo más normal es que vengan de ultramar, con el consiguiente prejuicio ambiental. ¿De verdad tenemos que comer melón en Navidad? ¿O fresas en octubre? Racionalicemos nuestro consumo y adquiramos solo temporada y proximidad: un paso sencillo para llevar una dieta equilibrada, nutritiva y sostenible.

7- Recicla todo. No cuesta tanto. Con un poco de gracia podemos ingeniarnos unos cubos discretos que caben en cualquier parte, y al fin es nuestra responsabilidad para hacer de nuestra cocina (y del mundo) un lugar mejor. La orgánica también, que suele ser la gran olvidada en materia de reciclaje.

8- Ahorra energía. Apuesta, si está en tus manos, por adquirir electrodomésticos de bajo consumo (que a la larga te saldrán más baratos) y por desenchufarlos siempre que sea posible. ¿Qué es eso de dejar la nevera conectada cuando te vas de viaje? No cuesta nada planificar y desenchufarla cuando vamos a pasar un periodo lejos de casa.