Forman ya parte del paisaje de las playas. Además de bañistas, hosteleros y comerciantes, cada paseo marítimo tiene decenas de vendedores ilegales de mercancía falsificada. La policía les persigue, pero han aprendido a esconderse. Además, cuentan con el apoyo de la mayoría de los turistas y lo que es más sorprendente, de algunos comercios.
Un día de playa en Calpe en pleno mes de agosto. Los bañistas disfrutan del mar, los comercios les esperan pero tienen una fuerte competencia, son los vendedores ilegales. La policía les controla desde cada bocacalle del paseo marítimo, saben que en estos coches guardan los productos falsificados.
Mientras, uno de los inmigrantes, vigila a los agentes y avisa por teléfono de su presencia, los vendedores desaparecen, al menos, por unos minutos.Según cuentan los reporteros de A Fondo, los vendedores ilegales, compran sus artículos en nave regentadas por otros inmigrantes africanos, que traen la mercancía ilegal de Grecia.
Mucho turistas no ven nada malo en que vendan productos ilegales. La Confederación de comercio asegura que los españoles gastan 500 millones de euros en estos productos falsificados con el consiguiente perjuicio para las tiendas.