Muere Manolo Zarzo: "Nunca dejó de amar su oficio"

El actor madrileño Manolo Zarzo ha fallecido este martes a los 93 años. Su muerte ha sido confirmada por fuentes de la Unión de Actores y Actrices, que le han despedido como "una referencia generacional gracias a su legado". El intérprete se encontraba en el tanatorio de Pozuelo de Alarcón, donde será despedido en la intimidad, tal y como ha solicitado su familia.

Zarzo, cuyo nombre real era Manuel López Zarza, desarrolló una carrera artística que abarcó más de siete décadas. Debutó a los 19 años en el cine y llegó a rodar más de 170 películas. Entre sus títulos más destacados se encuentran Los golfos de Carlos Saura, La colmena, Los santos inocentes o Entre tinieblas, bajo la dirección de Pedro Almodóvar. También trabajó a las órdenes de directores internacionales como Ettore Scola y compartió pantalla con actores como Marcello Mastroianni o Monica Vitti.

Del teatro al prime time: una vida frente a las cámaras

En televisión fue un rostro habitual desde los años ochenta. Su versatilidad le permitió formar parte de series muy conocidas como Fortunata y Jacinta, Juncal, El Súper, Compañeros, Aquí no hay quien viva o Cuéntame cómo pasó. El pasado mes de marzo recibió el Premio 'La Terraza' de Radio Intercontinental, en un acto celebrado en la Casa de Vacas del parque de El Retiro.

Durante esa misma etapa, el actor concedió una de sus últimas entrevistas. En ella recordó su infancia en la posguerra, su relación con Lina Morgan en los inicios y el accidente que marcó su vida en 1960: "Volví a nacer", decía sobre aquel episodio que le dejó secuelas físicas de por vida.

El incendio que cambió su destino

En septiembre de 1960, Zarzo protagonizó un acto de valentía cuando salvó a una joven de un incendio en unos grandes almacenes de Madrid. El actor amortiguó su caída lanzándose al vacío para evitar que se estrellara contra el suelo. Permaneció clínicamente muerto durante dos horas y fue ingresado en estado crítico en el Hospital General de Atocha. Aquel gesto truncó su participación en una producción internacional y lo obligó a vivir con dolores permanentes, aunque siempre evitó hablar del tema.

"El silencio de la joven a quien salvó fue tan inexplicable como su gesto fue admirable", contaban años después sus allegados. Zarzo no buscó reconocimiento por aquel acto, ni siquiera cuando la historia se hizo pública en prensa. Él prefería que se le recordase por su trabajo.

Un actor respetado por el público y por su gremio

El cine español pierde a uno de sus grandes intérpretes. Zarzo supo mantenerse activo hasta el final y nunca habló de retirarse. A pesar de los problemas de salud, seguía asistiendo a actos culturales y manteniéndose en contacto con su profesión.

Su humildad, su carácter cercano y su compromiso con el oficio lo convirtieron en un actor querido por el público y respetado por sus compañeros. Nunca se consideró una estrella, pero su trayectoria le sitúa entre los nombres imprescindibles de la interpretación española del siglo XX y XXI.

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