Tensión en las cárceles
El día a día de un funcionario de prisiones: "Solo tenemos un papel y un boli para defendernos"
En la cárcel de Mas d'Enric, donde fue asesinada hace unos días una cocinera a manos de un preso, los funcionarios de prisiones aseguran que las agresiones son constantes. Los sindicatos exigen más medios que den seguridad a los trabajadores.
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El jefe de unidad del centro penitenciario de Mas d'Enric vivió una agresión a manos de un preso hace seis años. Tuvo unas secuelas traumáticas difíciles de superar. Un reo le estranguló y le dejó en el suelo. Estaba solo pero por suerte, a los cuarenta segundos un compañero de celda del agresor le ayudó a escapar junto a otro funcionario de prisiones.
"A este señor le salió gratis una agresión", comenta. Estuvo un año de baja y, en ese tiempo, interpuso una denuncia a nivel particular en un juzgado. "La sentencia me ha dado la razón", subraya.
La jurisprudencia reconoció que él estaba ejerciendo sus funciones como jefe de unidad del centro penitenciario en donde fue asesinada hace una semana y un día una cocinera. Lleva ostentando el cargo desde el año 2007 y está indignado por la falta de mecanismos de seguridad que protejan al personal que trabaja en las cárceles catalanas y del resto del país.
Tanto los propios funcionarios como los sindicatos -encabezados por el CSIF- llevaban avisando hace un tiempo de las agresiones por parte de reos en las prisiones. Ha explicado también que un recluso dejó en coma a otro compañero suyo. "Ha salido con unas secuelas irreversibles", dice. Cuenta que ha tenido que volver a aprender a andar.
Denuncian la falta de seguridad en los módulos
Lo más normal en la cárcel de Mas d'Enric es que haya peleas "por deudas". Un preso le debe a otro dinero por comprar tabaco, tal y como ejemplifica el jefe de unidad del centro, y si no se lo paga, en mitad del módulo se desencadena un conflicto que no se puede controlar. Por esto mismo, el funcionario denuncia que no tienen los medios suficientes para poder intervenir y pacificar el ambiente, que de antemano es bastante tenso.
"Solo tenemos un papel y un boli con los que defendernos", destaca. Antes, la figura de un funcionario "infundía respeto" pero ahora, este trabajador cuenta que es imposible que los presos les hagan caso porque "siguen a lo suyo".
"Queremos más personal y dignificar el cuerpo de los funcionarios de instituciones penitenciarias"
El día a día para los trabajadores que van a una cárcel es muy duro. Psicólogos, educadores sociales y artistas, entre otros profesionales, intentan dar lo mejor de sí mismos para reinsertar a estas personas, aunque viven amenazados. "Queremos más personal y dignificar el cuerpo de los funcionarios de instituciones penitenciarias", solicita.
La falta de personal es uno de los asuntos que más se está reivindicando en las protestas por el asesinato de Nuria, la cocinera de 48 años que fue degollada por un recluso en la prisión de Mas d'Enric. Pide que haya más funcionarios de refuerzo distribuidos por la cárcel. Ve necesario que existan personas que acompañen a los profesionales que trabajan allí para que se sientan seguros. Pero la realidad es que se exponen a los riesgos mencionados.
"Cada vez los educadores tienen más miedo a entrar a un módulo", señala.
Añade que para cumplir con la Constitución -el artículo 25.2 dicta que las penas privativas de libertad tienen que orientarse a la reeducación y reinserción social-, es imprescindible que se pongan en marcha las herramientas necesarias dentro de las cárceles.
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