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En un mundo más necesitado, se recortan las ayudas humanitarias
Los fondos necesarios para responder a las necesidades humanitarias en todo el mundo alcanzaron una cota sin precedentes en 2022 y los datos preliminares para 2023 sugieren que este año podría superarse. Sin embargo solo se cubren el 58% de los llamamientos lanzados a nivel mundial.
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Aunque la ayuda humanitaria internacional aumentó en 10.000 millones de dólares (un 27%), la magnitud de las necesidades hizo que el déficit en la financiación humanitaria alcanzara un máximo histórico hasta los 22.100 millones de dólares. Solo se cubrieron el 58% de los llamamientos lanzados a nivel mundial, y uno de cada tres proyectos recibieron menos de la mitad de la financiación solicitada.
"Aunque los fondos para responder a las crisis humanitarias alcanzaron un nivel sin precedentes hasta llegar a casi 47.000 millones de dólares, la magnitud de los llamamientos y la ayuda humanitaria ha alcanzado cotas nunca vistas antes. Asistimos pues a un panorama que nos muestra un sistema sometido a una inmensa presión para seguir el ritmo de unas demandas cada vez mayores", alerta Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
El sistema de ayuda humanitaria global está sometido a una inmensa presión para seguir el ritmo de unas demandas cada vez mayores. Es una de las principales conclusiones del informe 'La acción humanitaria en 2022-2023: la emergencia climática agudiza otras crisis' realizado por el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF) y presentado hoy.
El bienio analizado en el informe está marcado por la continuidad de la guerra en Ucrania; por el aumento del número y de la complejidad de conflictos violentos a escala internacional, el último y más reciente: la guerra en Gaza; y por una crisis climática que agrava y aumenta el poder devastador de fenómenos climáticos y desastres de origen natural.
Las cifras de la desolación
En 2022, la demanda de asistencia humanitaria aumentó más que nunca. El número de personas en situación de necesidad de asistencia humanitaria superó los 406 millones de personas en 82 países. Durante la última década, el número de personas en situación de necesidad de asistencia humanitaria puede haberse multiplicado por cuatro.
El número total de personas desplazadas alcanzó en 2022 los 107,5 millones. África Subsahariana siguió siendo la región que acogía al mayor número de personas desplazadas y casi la mitad de las personas desplazadas vivía en solo 10 países, 7 de los cuales pertenecen a la clasificación de países de ingresos bajos. La aceleración de los impactos climáticos es cada vez un factor con mayor incidencia en las necesidades humanitarias y en los desplazamientos internos y transfronterizos. La inseguridad alimentaria severa continuó creciendo y son ya más de 265 millones las personas de 60 países las que afrontan esta situación, más del doble que antes de la pandemia. Un claro ejemplo de ello es que el volumen de actividad de MSF en el tratamiento de la desnutrición aumentó un 50% entre 2021 y 2022.
Las crisis de Ucrania y Afganistán principales receptoras
La concentración de la ayuda en un número reducido de crisis continuó siendo la norma: 10 crisis recibieron casi dos tercios de toda la ayuda humanitaria internacional, siendo Ucrania el principal receptor (con 4.400 millones de dólares) y Afganistán el segundo con 3.900 millones. El informe también alerta de varias constantes preocupantes como que la reiteración de crisis crónicas hace que muchas queden relegadas al olvido; o de la pérdida de peso de la ONU, derivada de la falta de voluntad de algunos de sus miembros más poderosos, como legítimo representante de la comunidad internacional y de su capacidad para hacer frente a los problemas actuales.
"Venimos observamos una dinámica por la que la atención a una crisis, ayer era Ucrania, ahora Gaza, acaba provocando la desatención del resto tanto en esfuerzos diplomáticos para ponerles remedio como en el volumen de fondos activados para atender a las víctimas", explica Jesús A. Núñez, codirector del IECAH. "La guerra en Gaza y la impotencia de la ONU es la última y dramática prueba del desajuste disfuncional de Naciones Unidas que necesita actualizar su estructura reformar sus procesos de toma de decisiones y dotarse de los medios necesarios para cumplir eficientemente sus múltiples tareas", añade.
La ayuda humanitaria española
Los fondos de ayuda humanitaria española aumentaron un 47% respecto al año anterior: en total 158,48 millones de euros. El mayor porcentaje se destinó a las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania. También hay que destacar la financiación que recibieron proyectos humanitarios destinados a la población saharaui, los Territorios Palestinos Ocupados, Venezuela, Siria, Níger, Colombia, Afganistán y Mali.
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"La acción humanitaria española ha demostrado cierto nivel de compromiso cristalizado en avances en materia legislativa, con la aprobación de la Ley de Cooperación, y un destacable incremento de fondos, en parte derivados de la financiación destinada a las consecuencias de la guerra de Ucrania", afirma Francisco Rey.
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