Vaticano
Cómo se elige el nombre del Papa y por qué no utilizan sus nombres de pila
Cambiar su nombre es una de las primeras acciones que toma el nuevo Papa al ser elegido.

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Los cardenales ya han decidido y tenemos nuevo Papa. Sobre las 18:08 ha habido fumata blanca en el Vaticano y Francisco tiene sucesor. El fallecido papa Francisco se llamaba Jorge Mario Bergoglio. Cambiar su nombre es una de las primeras acciones que toma el nuevo Papa como jefe de la Iglesia Católica Romana.
Se trata de un precedente que se estableció en la Alta Edad Media. Pese a que no hay una razón doctrinal para que un Papa elija un nuevo nombre, se ha convertido en parte del proceso. Cada nombre está impregnado de su propia historia y diferentes connotaciones. El nombre que se elige está vinculado a los logros o fracasos de los Papas o santos anteriores que lo llevaron. El nombre elegido no está sujeto a reglas específicas, sino que es una decisión personal del Pontífice.
El primer cambio de nombre
La tradición de cambiar el nombre se remonta a los primeros días del Cristianismo, cuando Jesús rebautizó a Simón con el nombre de Pedro. Este acto simbolizaba el inicio de una nueva misión y un nuevo rol en la Iglesia. Pasaron otros 500 años antes de que el papa Juan II, quien fue jefe de la Iglesia Católica de 533 a 535, comenzara la tradición cuando abandonó el nombre Mercurius, que consideraba demasiado parecido al nombre del dios pagano Mercurio.
El papa Benedicto XVI eligió ese nombre por su admiración hacia Benedicto XV, quien guio la Iglesia durante la Primera Guerra Mundial. Este cambio de nombre es una tradición que simboliza la transición a un nuevo papel. Existe libertad a la hora de elegir un nombre que tenga un significado especial para el nuevo Papa.
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