Manual del 'perfecto espía'

Si alguien cree que se ha vulnerado su derecho a la intimidad por grabarle una conversación privada, puede denunciarlo y muy posiblemente ganaría el pleito. La Ley dice que si se graba una conversación sin autorización, a quien lo hace pueden caerle hasta cuatro años de cárcel. Si, además, publica el contenido de esas conversaciones, puede estar hasta cinco años en prisión.

De hecho, cualquier persona, sin conocimientos técnicos y con unos 50 euros en el bolsillo, puede convertirse en espía: basta con una grabadora. En los establecimientos especializados las hay de varios modelos y con distintas prestaciones.

Las hay que graban de forma continua hasta tres días y hasta 200 horas si se conecta a la corriente eléctrica. Pero para espiar no hace falta una grabadora: existen en el mercado una gama de micrófonos casi invisibles que transmiten el sonido, a través de telefonía móvil, a cualquier parte del mundo. Usar estos artilugios es tan sencillo como hacer una llamada. Cuesta cerca de 500 euros y si se conecta a la corriente eléctrica su autonomía es ilimitada.