Según el Informe Mundial sobre el Trabajo 2013, presentado en Ginebra por el equipo de la OIT, "el desempleo de largo plazo está aumentando y las personas que buscan empleo están cada vez más desanimadas".
En el último trimestre de 2012, periodo al que se refieren los datos completos más recientes sobre esta cuestión, había 11,7 millones de desempleados de largo plazo (más de un año) en la Unión Europea, cerca del doble que en 2008 (5,7 millones).
Más aún, en la mayoría de países comunitarios, más del 40 por ciento de desempleados han estado sin trabajo por más de doce meses, lo que ha llevado a muchos a dejar de buscar empleo.
"En el último lustro, la incidencia del desempleo de largo plazo ha aumentado en un 60 por ciento en las economías avanzadas y en desarrollo para las que existen datos", recalca el análisis anual de la OIT.
En el mundo, sólo en el 30 por ciento de los países analizados el nivel de empleo es algo superior al que se registraba cinco años atrás y, aunque en más de un tercio de países (el 37 por ciento) los niveles de empleo van mejorando en los últimos años, todavía no es suficiente para hablar de una recuperación total.
La mejoría es patente en los países en desarrollo y emergentes, pero limitada en los países de economías consideradas avanzadas y prácticamente nula en buena parte de la Unión Europea.
En función de las tendencias observadas hasta ahora, la tasa de empleo en el primer grupo de países volverá a los niveles previos a la crisis en 2015, mientras que en los países desarrollados, en general, esto sólo se proyecta que ocurrirá en 2017.
En Europa, concretamente, la Unión Europea tenía una tasa de empleo media del 57,2 por ciento en los últimos meses del año pasado, 1,4 por ciento por debajo del que había antes de la crisis.
Sólo siete de los Veintisiete, Austria, Alemania, Hungría, Luxemburgo, Malta, Polonia y Rumanía, han mejorado su nivel de empleo en ese periodo. Del otro lado están Chipre, Grecia, España y Portugal, donde la tasa de empleo ha bajado más de tres puntos en los últimos dos años.
Actualmente, la OIT estima que hay unos 200 millones de desempleados en el mundo, una cifra que aumentará en ocho millones dentro de dos años.
La OIT, uno de los principales brazos técnicos de la ONU, dedicó parte de sus esfuerzos de elaboración de este informe a evaluar las tendencias en la distribución de los ingresos.
El resultado indica que las desigualdades de ingresos se han reducido en algo en la mayoría de países en desarrollo y emergentes, aunque quedan importantes brechas en determinadas naciones de Latinoamérica y África, consideradas las regiones más desiguales del mundo.
Sin embargo, las mejores son consideradas "frágiles" si no están acompañadas de medidas para alentar la transición de cada vez más sectores a la economía formal, la extensión de los salarios mínimos y el establecimiento de sistemas de protección social sostenibles.
En cambio, ese tipo de desigualdad se han instalado y reforzado en los últimos dos años en Europa, lo que ha aumentado el riesgo de disturbios sociales, según la OIT. Los países donde esta amenaza es más grave son Chipre, República Checa, Grecia, Italia, Portugal, Eslovenia y España.
Otra consecuencia evidente es que "la talla de la clase media (europea) ha disminuido, lo que es un problema económico porque muchas empresas están localizadas en Europa porque sus clases medias eran dinámicas, estables y con poder adquisitivo", explicó el director del Instituto de Estudios Sociales de la OIT y autor principal del informe, Raymond Torres.
"Otro aspecto importante a tener en cuenta es que las clases medias son el respaldo de la democracia", enfatizó.