// Gabriela Mato /

Nomadland, imparable hacia los premios Óscar

La película Nomadland ha ganado esta semana cuatro premios Bafta de la Academia de cine británica, entre ellos el de mejor película. En clave ficción-documental, retrata a los nuevos pobres de Estados Unidos y a quienes deciden vivir fuera de la sociedad de consumo.

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Mis pies han sido siempre muy pequeños así que imaginaos su tamaño cuando era niña. Los recuerdo colocándose encima de las zapatillas de cuadros marrones de mi padre. Me agarraba a su cintura y cerraba los ojos. Él caminaba hasta mi habitación y yo sentía que flotaba y que allí subida no podía pasarme nada malo. Una y otra vez he querido volver a ese lugar al que ahora puedo poner nombre: hogar.

Para Francesc McDormand, en Nomadland, el suyo es la vajilla vieja que conserva de su padre. Fern, la mujer áspera y digna que vemos en pantalla, no tiene casa pero sí hogar: sus recuerdos y una furgoneta sin todas las comodidades en la que viaja tras la muerte de su marido y el desmantelamiento de su pueblo después de la recesión de 2008.

McDormand y los nómadas que nos va presentando, todos ellos testimonios reales a excepción del actor David Strahairn, forman lo que los analistas llamarían nuevos pobres. Gente que tiene trabajo, sí, pero tan precario que el sueldo solo les permite sobrevivir. Mano de obra barata que va encadenando contratos de Amazon por días hasta poder jubilarse.

Entre tanta injusticia y desconcierto contemporáneo hay momentos luminosos: la belleza de los paisajes -incluso los más deshumanizados-, la dignidad de los testimonios, el trueque de objetos cotidianos que transitan mil vidas, los abrazos compartidos… Quizá se echa de menos algún viajero vocacional que se haya alejado de la sociedad preestablecida sin haber sufrido un trauma. Un tipo a la manera del protagonista idealista y tenaz de Hacia rutas salvajes o a la de aquellos pioneros que fueron conquistando el oeste americano en busca de prosperidad.

Francesc McDormand no persigue ese sueño, pero sí otro al que es incapaz de renunciar por mucho que la tienten su hermana y su algo más que amigo: ser libre.

Más información en Instagram en @gabrielafresan