NASA
La NASA alerta de un desequilibrio de energía entre norte y sur del planeta
Un análisis con datos de satélites y publicado en PNAS describe desde el año 2000,y con mayor intensidad en los últimos cinco, un cambio "drástico" en el balance energético: el hemisferio norte absorbe más radiación solar de la que emite, mientras el sur se mantiene estable.

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Nuestro planeta todavía guarda incógnitas pese a décadas de observación. Esta vez, un equipo de la NASA ha puesto el foco en cómo entra y sale la energía del sistema terrestre. Su conclusión: desde el año 2000 se detecta un cambio acusado, acelerado en el último lustro.
En el trabajo, difundido en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los autores comparan ambos hemisferios y apuntan: "Utilizando observaciones satelitales encontramos que mientras ambos hemisferios se oscurecen, el norte lo hace de manera más rápida". Este comportamiento complica una idea asentada en climatología: "La simetría hemisférica en el albedo es una propiedad fundamental de la Tierra".
Origen del desequilibrio
La clave no está tanto en la luz que entra como en la que sale. Según el estudio, "El desequilibrio hemisférico en la radiación neta surge porque el hemisferio norte es más cálido y emite más radiación infrarroja térmica al espacio en comparación con el SH. En cambio, ambos absorben aproximadamente la misma cantidad de radiación solar". A ese desajuste contribuyen varios factores combinados: interacciones entre aerosoles y radiación, cambios en el albedo de la superficie, variaciones en el vapor de agua y modificaciones en la nubosidad.
Más allá del diagnóstico, los investigadores reconocen que el hallazgo abre preguntas con "importantes implicaciones para el clima futuro". Cambiar el balance energético del planeta afecta a patrones atmosféricos y oceánicos y, con ello, a extremos meteorológicos o a la evolución de regiones clave.
Al mismo tiempo, subrayan que no han determinado efectos directos sobre la salud ni riesgos inmediatos para la vida tal y como la conocemos. El mensaje es prudente: hay que seguir afinando medidas, entender los mecanismos y evaluar respuestas que ayuden a compensar ese desequilibrio entre hemisferios.
El equipo propone continuar la observación de largo plazo y profundizar en cómo interactúan aerosoles, nubes y superficie en cada hemisferio. El objetivo es doble: consolidar la tendencia y explorar vías que permitan recuperar el equilibrio en el sistema, siempre desde la evidencia y sin adelantar conclusiones que aún no están en los datos.
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