Un equipo de arqueólogos ha identificado en la necrópolis ibérica de Esquaterades, en Ulldecona, una de las pocas con urnas de cerámica prácticamente intactas, una veintena de sepulturas de finales del siglo V e inicios del siglo IV aC.
La campaña de excavación finalizó el pasado mayo y en la misma participaron arqueólogos, estudiantes y doctorandos de Arqueología de la Universidad de Barcelona y del Instituto Catalán de Arqueología Clásica de Tarragona (ICAC), dirigidos por Maria Carme Belarte (ICAC) y Jaume Noguera (UB).
Se trata de la segunda y última campaña en este yacimiento, descubierto de manera fortuita en 2013 gracias a la presencia de objetos de armamento metálico hallados en la superficie, relacionados con los ajuares que normalmente acompañan a las tumbas ibéricas. "La importancia de estos restos se encuentra en el hecho de que las necrópolis conocidas de este periodo ibérico antiguo se descubrieron en los años sesenta del siglo XX como consecuencia de la introducción de tractores en la agricultura, por lo que la mayoría fueron destruidas", explica Jaume Noguera.
En este caso, las dos intervenciones arqueológicas llevadas a cabo han permitido identificar una veintena de sepulturas formadas por urnas de cerámica, a torno y a mano, cubiertas con tapadera de cerámica y depositadas en fosas selladas con una losa de piedra.
Las urnas contenían restos óseos procedentes de incineraciones y, según el ritual de la época ibérica, en el interior se depositaban también algunos elementos de ornamentación personal de bronce. Además, en el exterior, debajo o al lado de la urna, aparecen objetos de hierro, sobre todo piezas de armamento.
También se han recuperado fragmentos de copas de cerámica ática de barniz negro, concretamente copas Cástulo, que permiten datar la utilización de la necrópolis entre finales del s. V e inicios del s. IV aC.
La investigación en la necrópolis de Esquarterades ha permitido estudiar, por primera vez, las sepulturas a través de la aplicación de una metodología moderna. Esta metodología incluye, entre otros aspectos, hacer prospecciones geofísicas, fotografía aérea, radiografías y tomografías computadas de las urnas para obtener imágenes del contenido y determinar la presencia de ajuares antes de excavar.
Posteriormente, también se llevará a cabo el estudio antropológico de los restos óseos, la datación por termoluminiscencia, el análisis micromorfológica de sedimentos y el análisis arqueobiològica de la tierra contenida en las urnas y otros sedimentos recuperados en el área de enterramiento.