Antonio nació en Ojos de Garza hace 65 años. Aquí formó su familia junto a su mujer. Pero los últimos quince años ha vivido un calvario condicionado a las limitaciones de una orden de expropiación.
Antonio recuerda un pueblo donde aparecieron las primeras casas en los años 50, un pueblo que dejó de crecer por la ampliación del aeropuerto y que no verán las nuevas generaciones, como la pequeña Daniela.
Jose ha pasado toda su vida siendo testigo de un conflicto que ha mantenido a su familia en pie de guerra.
Y no solo desaparecerán más de mil viviendas, también varios negocios, pequeñas empresas que tienen que volver a empezar.
Y aunque se verán obligados a abandonar este pueblo, dicen que sus raíces siempre estarán aquí.