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PREOCUPACIÓN POR LOS TERREMOTOS EN TARRAGONA

¿Qué es el "Proyecto Castor"?

Muchos no habían oído hablar nunca del Proyecto Castor, la inyección de gas en un depósito subterráneo bajo el Mediterráneo. Desde hace unos días la tierra tiembla bajo los piés de los ciudadanos del Delta del Ebro y ahora nos preguntamos por qué. ¿Tiene este proyecto algo que ver?.

Todo comienza con un yacimiento petrolífero. El yacimiento Amposta. Fue realizado por la compañía Shell que extrajo crudo entre los años 1973 y 1988 hasta un total de 55 millones de barriles de petróleo. Agotado el yacimiento, la planta quedaba abandonada hasta que en el año 2007 el gobierno de Rodríguez Zapatero, con Joan Clos como ministro de Industria y Narbona como titular de Medio Ambiente, la seleccionan como el asentamiento para el "proyecto Castor". ¿Y en qué consistía el proyecto?.

Pues simplemente en convertir el antiguo yacimiento petrolífero, ahora vacío, en un almacén de gas natural. El proceso es muy sencillo. El gas excedente que nos sobra se comprime en una factoría y se traslada por un acueducto hasta la antigua planta de extracción de crudo desde donde se inyecta en el subsuelo, donde queda guardado como reserva. Es el método habitual, el que siguen la mayoria de los 627 almacenes de este tipo que hay en el mundo.

¿Era necesario?. Según los expertos sí, ya que aunque estamos sobradamente abastecidos de gas natural gracias al gaseoducto de Argelia y al que nos llega desde Europa, nuestras reservas en caso de emergencia apenas cubrirían las necesidades de la población durante 20 días. Hay que recordar que el gas natural representa casi una cuarta parte del consumo energia de total de nuestro país y que en España solo hay otras cuatro almacenes como el de Amposta.

De hecho, no se escamatimó en gastos en este proyecto. De los 500 millones iniciales del presupuesto original, se pasó a los 925 y de ahí a los 1300, casi el triple de lo que estaba previsto. Mucho dinero y poco tiempo, tan poco que el Ministerio de Industria no consideró necesario realizar un estudio sobre posibles impactos negativos. Sí lo encargó, por el contrario, el ministerio de Medio Ambiente. Un escrito al que ha tenido acceso Espejo Público. En él, la empresa concesionaria, ESCAL, minimiza los riesgos pero reconoce que son una posibilidad y se compromete a tomar las medidas necesarias para evitar que esto ocurra.

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