Telescopio cerca del pueblo

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DEBIDO A UN TELESCOPIO

Green Bank, la ciudad estadounidense donde la tecnología está prohibida

¿Se imaginan un lugar donde el uso de la tecnología está prohibido? Existe y no es ningún lugar remoto de la geografía mundial. Está en Estados Unidos.

Este punto se encuetra en West Virginia (Estados Unidos) y no está muy lejos de ciudades tan importantes como Washintong o Philadelphia.

Se trata de Green Bank, un pequeño pueblo de 143 habitantes donde tienen prohibido utilizar teléfonos móviles, Wifi, Bluetooth u otras tecnologías modernas. La razón: no interferir en un enorme telescopio del Gobierno, que tiene prioridad y ha conseguido atraer al municipio a personas "electrosensitivas".

En términos de ondas electromagnéticas, Green Bank es una de las zonas habitadas más tranquilas del planeta. Tiene 143 habitantes que conviven con explotaciones ganaderas, graneros de madera, y que solo hace apenas cinco años que cuentan con un supermercado.

Si un extraño pasa por la carretera que llega hasta el pueblo, rapidamente notarán que algo está pasando, ya que por ejemplo la radio del coche desaparecerá y comenzará a buscar emisoras sin fin.

El telescopio observa a sus vecinos desde sus 485 pies de altura. Es uno de los nueve que hay cerca de esta pequeña población y es el telescopio más grande de este tipo del mundo.

En torno a ellos se decretó en a mediados del siglo XX una zona de silencio electromagnético por mandato federal cuya extensión sería tan grande como Maryland.

Paradójicamente, los científicos que trabajan con una de las tecnologías más modernas del mundo, no pueden valerse de un microondas para calentar su comida o un smartphone con el que conectarse a Internet. Sí que pueden usar internet por cable y teléfonos de línea fija, pero afirman que funcionan muy lentos.

Además, los viajeros perdidos que se topen con Green Bank y descubran que muchos de sus dispositivos electrónicos no sirven en esta zona tendrán que recurrir a un teléfono público que se encuentra junto a la única carretera de acceso al pueblo.

Este lugar al margen de las tecnologías modernas, consideradas casi imprescindibles hoy, se ha convertido en un oasis para los tecnófobos y para aquellas personas hipersensibles a las ondas electromagnéticas.

En los últimos años, los electrosensitivos, han acudido a este refugio en West Virginia y se han integrado en esta comunidad granjera que solo cuenta con una oficina de correos, un banco, una biblioteca, y Quick Stop de Henry, una gasolinera que hace las veces de restaurante, ultramarinos y tienda de productos para el hogar.

 

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