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EL 60% DE LOS ASISTENTES SON EXTRANJEROS

Miles de personas de todo el mundo celebran la Tomatina en Buñol

De los 50.000 participantes han resultado heridos ocho de forma leve por asma, lipotimia y contusiones diversas. Tres horas después de la gran batalla campal, que ha teñido el municipio valenciano de rojo, las calles han vuelto a su estado habitual gracias al esfuerzo de los vecinos.

La 'batalla del tomate' ha abarrotado la localidad valenciana de Buñol durante la celebración de su tradicional Tomatina, que este año ha desbordado todas las previsiones con unos 50.000 participantes que se han lanzado 120.000 kilos de esta hortaliza. La cifra supera en 10.000 personas las estimaciones del Ayuntamiento, que calculaba un máximo de 40.000 visitantes, el tope que consideraba que podía asumir el municipio.

Así lo ha asegurado el concejal de la Tomatina y Comunicación, Rafael Pérez, quien ha recalcado que, no obstante, pese a la masiva afluencia de público, no se ha registrado "ningún problema digno de mención, ni grave ni leve".

Se espera obtener 30.000 euros de beneficios para el municipio

El consistorio de la localidad, -de unos 10.000 habitantes, ve "imposible" e "inviable" cambiar de lugar de celebración. "Se hace aquí y aquí será toda la vida", ha recalcado Pérez, para destacar que entre 3.000 y 4.000 personas se han quedado sin poder acceder al recinto, abarrotado desde las 8:30 horas.

Aunque la carcasa que ha anunciado el comienzo de la fiesta se ha disparado a las 11:00 horas, dada la gran afluencia de público, el primero de los cinco camiones cargados de munición no ha llegado a la Plaza hasta las 11.21 horas, mucho más tarde de lo esperado.

A la espera del resto de vehículos, y al grito de 'tomate, tomate', vecinos y personas apostadas en balcones y azoteas han comenzado a lanzar sus propios tomates y a refrescar a los participantes con mangueras de agua desde los edificios, que habían sido con anterioridad completamente protegidos con plásticos para evitar las manchas. 

La previsión del tiempo apuntaba que Buñol podía alcanzar los 30 grados en esta jornada, en la que con el paso de los sucesivos camiones, se ha declarado la guerra entre los participantes, apostados entre las calles San Luis y la Avenida Diputación, que han acabado completamente llenos de tomate.

Sobre los cinco camiones con bañera de gran tonelaje han viajado aproximadamente 150 personas (unas 30 por camión) encargadas de repartir los tomates que se lanzan entre los asistentes. Este personal ha estado asistido a pie de calle por voluntarios y colaboradores de la fiesta, unos 15 por camión, encargados de vigilar la trayectoria de los camiones --con gran dificultad-- y contribuir a la seguridad del festejo. 

Japón, Corea del Sur, Brasil, Canadá o Nueva Zelanda son algunos de los lugares más remotos de los que han llegado turistas para participar en la celebración. Muchos de ellos, ataviados con disfraces -de 'conejitos de Playboy a cocineras-, bañadores de todos tipo y camisetas con referencias a la celebración, aunque lo habitual es ir de blanco. Asimismo, sin faltar gafas de buceo a modo de protectores oculares para evitar que el zumo de tomate llegue a los ojos. Una de las notas exóticas, la de un grupo de japoneses que ha exhibido su bandera reconvertida en tomate.

En términos económicos se espera obtener unos beneficios en torno a los 300.000 euros, según un estudio del impacto económico de esta cita. El Ayuntamiento de Buñol destaca que, pese a los momentos de crisis, se esfuerza para que esta fiesta siga siendo "referente a nivel mundial". 

Este festejo tiene sus orígenes en 1945, en la pelea que un grupo de jóvenes inició lanzándose tomates. A partir de entonces, cada año se fue repitiendo esta escena hasta dar lugar a la conocida festividad. Rafael Pérez ha destacado que en 1945 la peculiar batalla de tomate tuvo lugar un 29 de agosto, tal día como hoy, un año en el que se celebra el décimo aniversario de su declaración como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Para garantizar la seguridad del acto, se ha contado con un operativo especial del que han formado parte un centenar de policías locales, tanto de Buñol como de otras poblaciones que acuden como refuerzo; 150 miembros de Protección Civil; aproximadamente medio centenar de agentes de la Guardia Civil; dos helicópteros de la Policía Nacional y unos 50 vigilantes de seguridad privada contratados por el Ayuntamiento, que habilita zonas de duchas para después de los lanzamientos.

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