Vivir con TOC

"He llegado a pasar toda una noche lavándome los dientes": El infierno del TOC

Mucho más que 'manías'. Un millón de españoles padecen Trastorno Obsesivo Compulsivo. Gestos, repeticiones e ideas que no se van de la cabeza y que acaban con su vida social y laboral.

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Rosa nos da permiso para que arrojemos una pila de libros sobre la mesa. Sabe que es un gesto que va a alterarla, pero está en tratamiento para combatir su TOC de simetría, y es una forma de ponerse a prueba. No soporta el desorden. Pero tiene otros TOC: limpieza, perfección y control del tiempo: “si me levanto un minuto más tarde de la hora habitual, creo que pueden pasar cosas como que muera mi madre, que a mi hijo le suceda algo, que haya una bomba en un centro comercial…”

Hacer limpieza profunda de la casa tres veces al día

No confunda sus manías con un TOC. Quien más y quien menos se levanta con el pie derecho, pone el volumen de la radio en número par, o se lava las manos con frecuencia excesiva. Pero quien padece un TOC sufre si no lleva a cabo esos gestos que le dicta su mente. Rosa llega a hacer limpieza profunda y general de su casa hasta tres veces al día. Llegaron a difuminarse sus huellas digitales de tanto mezclar químicos de limpieza: “fui a hacerme el carné de conducir y no se marcaban mis huellas”.

Ramiro piensa que los objetos tienen sentimientos

En la Asociación TOC Granada tratan exclusivamente a estos pacientes. Ramiro no puede elegir un solo objeto entre varios que hay sobre la mesa por temor a ofender al resto: “no puedo porque pienso que cada objeto tiene sus propios sentimientos y me apena no poder coger el resto”. Su TOC le hace personalizar a las cosas. También piensa que si menciona una palabra como “cáncer” a su interlocutor, éste padecerá la enfermedad por su culpa. El sentimiento de culpa es otra de las consecuencias de este trastorno.

Sin familia, sin trabajo y sin amigos por culpa del TOC

Perder el trabajo, la familia, los amigos… es algo que han sufrido casi todos estos pacientes. Loli era profesora de Educación Física, pero no soportaba el sudor, la suciedad o el mero contacto con sus alumnos. Su TOC la impulsa a limpiar compulsivamente. Le impide incluso coger a su nieto de apenas unos meses si éste se echa a gatear: “el TOC me dice no lo cojas, no lo cojas, que está contaminado…mi vida es para obedecer al pesado del TOC”. Jorge, cámara de televisión de 37 años ha tenido que renunciar a sus amigos, a su pareja y a su trabajo. Gestos como tocar una taza con la cucharilla tres veces para que su madre no sufriera un accidente se repetían a lo largo de las 24 horas del día.

Luis no soporta una puerta cerrada. Tarda dos horas en ducharse por su TOC de repetición y ha llegado a emplear una noche entera en lavarse los dientes. Imposible organizar una vida social o laboral con la cabeza girando constantemente en bucle. A todos nos viene a la mente alguna película con la temática de fondo. ¿Cómo no recordar a Jack Nicholson sorteando las rayas del pavimento? Jorge lo tiene claro: “esto no tiene nada de broma. He llegado a plantearme si seguir viviendo”.

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