DÍA DE LA MUJER

¿Por qué ya no queremos la igualdad de género? Conceptos básicos del feminismo que debes conocer

La igualdad de género no es posible porque el género en sí mismo es una jerarquía que hay que abolir. En NovaMás te contamos este y más conceptos feministas para que estés al día este 8M.

Grupo de mujeres

Grupo de mujeresiStock

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Este 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha que ha ido ganando un gran peso político y social los últimos años pero que, como todo lo relacionado con nosotras -las mujeres-, no está exenta de controversia.

Bien porque algunos consideran que no hay nada que reivindicar puesto que creen que "ya se ha llegado a la igualdad", bien porque otros aprovechan para reclamar supuestos derechos que, aunque lo parezcan, no son feministas, como la defensa de los vientres de alquiler o el acceso al mal llamado "trabajo sexual", por poner sólo dos ejemplos.

Parece que hay tantos intereses en denostar esta fecha como en desvirtuarla. Afortunadamente, somos muchas las mujeres que queremos seguir reivindicándola.

En NovaMás somos conscientes de que existe mucha confusión alrededor del movimiento feminista y de cuáles son sus reivindicaciones reales, por eso te explicamos los conceptos clave para que estés 100% preparada este 8M: qué es el feminismo, qué reivindica, por qué hay que seguir luchando, qué es género y por qué hay que abolirlo.

¿Qué es el feminismo?

Antes que nada: el feminismo no es lo mismo que el machismo, pero al revés. Se trata de un movimiento con más de 300 años de historia, con una sólida teoría político-social detrás y un uso práctico que podemos aplicar a todos los ámbitos de nuestra vida.

Es transversal e internacionalista y su objetivo es la liberación de todas las mujeres de la opresión patriarcal. En palabras de la activista afroamericana Angela Davis: "El feminismo es la idea radical de que las mujeres somos personas".

A pesar de que se suele situar su origen en las protestas de las sufragistas del siglo XIX -gracias a las cuales conseguimos la mayoría de los derechos educativos, políticos y civiles que tenemos hoy en día las mujeres-, el feminismo en Europa nace, en realidad, de la Ilustración, donde encontramos grandes precedentes como el ensayo "La vindicación de los derechos de la mujer", de Mary Wollstonecraft, publicado en 1792.

El feminismo es intrínsecamente abolicionista de todas las formas de violencia machista, entre las que destacan la prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler, entre otras, puesto que persigue la erradicación de toda explotación sexual y reproductiva de la mujer. También es abolicionista del género, un tema que trataremos al final.

La igualdad, un tema controvertido

En España, el 8M ha tenido una presencia creciente en los últimos años, con manifestaciones y huelgas convocadas en varias ciudades del país desde al menos el 2018.

Ese año, la convocatoria de la huelga feminista de 24 horas tuvo un gran seguimiento, con el apoyo de numerosas organizaciones de mujeres y sindicatos. El detonante fue la irrupción del movimiento #metoo, que expuso el acoso sexual en el trabajo, y el gran rechazo social que causó el caso de "La Manada".

Ambos fenómenos exhibieron la violencia machista que sufrimos las mujeres por el hecho de serlo. Y, aunque se han dado pasos hacia la igualdad, aún estamos lejos de terminar con la lacra machista que oprime a la mitad de la población del planeta.

También el mismo tema de la igualdad hace tiempo que genera controversia. Durante años, la lucha por la equidad sirvió para transmitir el mensaje de que las mujeres debemos tener los mismos derechos que los hombres. Una demanda lícita y necesaria.

Pero reivindicar únicamente "la igualdad" conlleva dos problemas principales. El primero es que hombres y mujeres sólo somos iguales sobre el papel y no en la realidad. Por ejemplo, ambos sexos tenemos derecho al trabajo, pero solo nosotras, las mujeres, cobramos de media un 21% menos de sueldo, nos encontramos en muchos menos puestos directivos o somos sobre las que recaen las jornadas reducidas, etc.

Y por eso el segundo problema es que la "igualdad legal" no es suficiente para abordar la opresión sistémica que enfrentamos las mujeres en la sociedad, y que requiere cambios estructurales más amplios para lograr la verdadera liberación.

¿Por qué sigue siendo necesario el feminismo?

Existen miles de ejemplos que convierten el feminismo en un movimiento extremadamente necesario para mejorar las condiciones de vida de mujeres y niñas de todo el planeta: desde el planchado de senos, hasta la ablación del clítoris, pasando por el matrimonio forzado y la imposición del burka o la prohibición de estudiar, entre muchos otros.

En palabras de la activista afroamericana Audre Lorde, "no seremos mujeres libres mientras siga habiendo mujeres sometidas". Pero ni siquiera hace falta salir de nuestro país para encontrar muestras más que evidentes de machismo sistémico y estructural.

En lo que llevamos de 2023, han sido asesinadas 10 mujeres a manos de sus parejas o exparejas, lo que suma un total de 1.192 feminicidios desde el 2003, casi el doble de asesinatos cometidos por ETA desde la muerte de Franco.

¿Qué es el género y por qué hay que abolirlo?

El machismo no solo se manifiesta matando. El odio contra las mujeres toma muchas formas: violencia, cosificación, discriminación salarial, falta de representación… ¿Cómo es posible que un sistema así se sustente y perviva en el tiempo? Pues, entre otras cosas, gracias al género.

El género es el conjunto de estereotipos sexistas que una sociedad machista asigna a ambos sexos. Es la herramienta patriarcal que mantiene a los hombres en el privilegio y a las mujeres en la desventaja.

Ser mujer no es ni más ni menos que ser la hembra de la especie humana (de la misma forma que ser hombre significa ser el macho de la especie humana). El sexo con el que nacemos no se nos asigna: es una realidad material visible y científicamente comprobable.

Sin embargo, esta sociedad machista nos impone unos roles sexistas diferenciados por el hecho de nacer hombre o mujer, es decir, se nos educa en la masculinidad o en la feminidad (género).

Por ejemplo, la feminidad supone ser sumisa, prestar mucha atención al aspecto físico, ser empática hacia las necesidades de los demás y anteponerlas a las tuyas, ser compasiva, cariñosa, maternal… El género te dicta cómo tienes que ser y comportarte (sexualízate pero sin pasarte, sé la madre perfecta sin “descuidar” a tu pareja, etc).

La masculinidad, en cambio, fomenta la competencia, la fuerza, el liderazgo, el dominio, la conquista y, aunque tiene inconvenientes como no poder mostrarse vulnerable o no poder expresar abierta y asertivamente los sentimientos, la sociedad sigue premiando estos comportamientos en los hombres mientras que a las mujeres el género siempre nos penaliza, hagamos lo que hagamos.

Y es por esto que jamás se podrá llegar a la igualdad de género, porque el género es en sí mismo una jerarquía: opresor y oprimido. Sustituyamos la palabra "género" por "sexo" porque todo lo que implique "perspectiva de género" significa que asumimos la jerarquía de lo masculino, el carácter estructural de la desigualdad.

En consecuencia, el feminismo busca la abolición del género para crear una sociedad en la que todas las personas sean libres de ser y expresarse como deseen, sin tener que ajustarse a las expectativas estereotipadas asociadas a su sexo.

Como afirmó la filósofa y teóloga feminista, Mary Daly, "la abolición del género no significa que desaparecerá toda la diferencia, sino que las diferencias no serán vistas en términos de superioridad e inferioridad, dominación y subordinación".

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