EL AGUA DEBE ESTAR A MÁS DE 32 GRADOS
¿Cuál es la edad recomendada para llevar a tu bebé a la piscina?
Con la llegada del verano, disfrutar de la playa o la piscina puede ser una experiencia maravillosa y refrescante, pero cuando se trata de bebés, es fundamental saber cuándo es el momento adecuado para llevarlos por primera vez a la piscina. Tranquilidad, aquí te contamos todo lo que necesitas saber para que el primer chapuzón de tu bebé sea seguro.

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Con la llegada del verano, muchas familias se preparan para disfrutar de unos días de descanso junto al mar. Pero hay otras opciones para refrescarse, y la piscina se convierte muchas veces en la mejor alternativa, sobre todo para quienes buscan comodidad, cercanía y un entorno más controlado. En este contexto, es habitual que surja una pregunta clave entre los padres primerizos: ¿cuándo es seguro llevar al bebé por primera vez a la piscina?

Aunque la imagen de un bebé flotando en el agua resulta entrañable, los expertos aconsejan esperar hasta que el pequeño tenga al menos seis meses antes de llevarlo a la piscina. La razón principal es que su piel, todavía muy delicada, puede irritarse fácilmente con el cloro u otros productos químicos presentes en el agua. Además, su sistema inmunológico aún no está completamente desarrollado, lo que lo hace más vulnerable a posibles microorganismos que, aunque invisibles, pueden estar presentes incluso en piscinas aparentemente limpias.
Otro aspecto a tener en cuenta por los papis es la temperatura del agua. Los bebés no regulan su temperatura corporal con la misma eficacia que los adultos, por lo que el agua debe estar entre 32 y 34 grados para evitar que el bebé se enfríe rápidamente. Además, es recomendable no superar los 10 minutos en el agua durante las primeras veces.

El sol es otro factor a considerar: los bebés menores de seis meses no deben exponerse directamente a los rayos solares, ya que su piel es extremadamente sensible. Si decides llevar al bebé al aire libre, es fundamental buscar sombra en todo momento y utilizar ropa protectora, gorritos, gafas de sol adecuadas para su edad y una sombrilla o toldo que lo resguarde del sol. Además, aunque lo ideal es evitar el sol directo, el uso de protector solar específico para bebés puede ser una medida complementaria eficaz para prevenir daños en su piel.
Y es que, aunque llevar al bebé a la piscina puede ser una experiencia maravillosa, es fundamental tomar las precauciones adecuadas. Protegerlo del sol, controlar el tiempo de exposición y asegurarse de que el agua sea segura son pasos esenciales para que la actividad sea placentera y, sobre todo, segura para el pequeño.

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