FALSAS CREENCIAS
Por qué no es normal tener una báscula en casa y otras actitudes de la cultura de dieta
Para mejorar nuestros hábitos alimentarios y nuestra salud, es necesario cuestionarse muchos dogmas y creencias arraigadas.
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Hay situaciones que de tan frecuentes, nos parecen normales, no las cuestionamos y las asumimos como si fuese la única o la mejor forma de hacer las cosas. Hoy vamos comentar algunas de las múltiples creencias que tenemos arraigadas como consecuencia de la mentalidad dieta. Si no sabes a qué me refiero cuando hablo de cultura de dieta, puedes encontrar más información en mi artículo '¿Estás a dieta sin saberlo?'.
1. Asumir lo que come o se mueve una persona en base a su tamaño corporal
Sin tener información sobre la otra persona, damos por hecho que si una persona tiene un cuerpo más gordo es porque come muchos dulces, bollería, comida rápida o mucha cantidad de comida y que además, no realiza actividad física.
En el caso de que seamos profesionales de la salud, prescribimos cambios de hábitos sin conocer antes los hábitos de la persona, solo por la información del peso o el tamaño corporal. Y esta prescripción de mejora de hábitos, sin embargo, no se la hacemos a personas con cuerpos delgados.
2. Le recomendamos a otras personas que pierdan peso, en lugar de que mejore hábitos
En relación con el punto anterior, prescribimos a las personas con cuerpos más gordos que adelgacen, seamos profesionales de la salud o no. Cuando (si fuese el caso) habría que trabajar en una mejora de hábitos alimentarios, de actividad física, de descanso, gestión del estrés… Y habría que prescribírselo a quién realmente tenga problemas en estas áreas, no a quienes tengan un cuerpo o un peso determinado.
3. Hablar sobre compensaciones
"Con todo lo que hemos comido hoy, mañana todo el día a piña", "Hoy tenemos cena, mañana a darle caña en el gimnasio". Vomitar es una conducta compensatoria que socialmente no está bien vista, pero hay muchas otras conductas que se llevan a cabo con la finalidad de compensar ingestas que están totalmente normalizadas como ayunar, seguir una dieta específica un día o unos días o aumentar la actividad física con ese fin.
4. Elegir la actividad física para cambiar la estética del cuerpo
Muchas veces se eligen actividades que no gustan o que no son nuestras preferidas, porque con esas vamos a "quemar más calorías" o vamos a tener un cuerpo más "fit". ¿Qué tipo de actividad física elegirías si no quisieses cambiar la apariencia de tu cuerpo?
5. Adelgazar para un evento
"Necesito perder peso porque en junio tengo una boda"... Nos pasamos semanas o meses llevando a la práctica conductas restrictivas con la alimentación para aparentar delante de otras personas durante unas horas en un evento concreto que tenemos un cuerpo diferente al real, y si lo conseguimos, pensamos que eso nos da mayor valor. No nos importa cómo llegar hasta ahí ni lo que sucederá después, lo importante es el momento de la foto.
6. Adelgazar para usar cierta ropa
En lugar de comprar ropa que nos resulte cómoda y se adapte a nuestro cuerpo (que no es estático y fluctúa con los años), está muy normalizado hacerlo al revés, cambiar el cuerpo para que se adapte a cierta ropa, así como asumir que si se tiene cierto cuerpo no se puede poner todo tipo de ropa y que se tiene que comprar ropa que disimule u oculte ciertas zonas.
7. Hablar de alimentos que puedo y no puedo comer
Como si hubiera cuerpos merecedores de comida y cuerpos que no se la merecen, normalizamos decir "eso yo no lo puedo comer" y no hablamos de justificaciones como alergias alimentarias, sino de pensar que por tener un cuerpo determinado hay alimentos que se tienen que excluir de la alimentación.
8. Hablar de calorías de los alimentos o de la actividad física o de alimentos que engordan
"Eso es una bomba de calorías", "Con esta nueva actividad del gimnasio quemas un montón", "No como X que eso engorda mucho". Independientemente de que haya alimentos más o menos interesantes nutricionalmente hablando, o deportes más o menos interesantes a diferentes niveles, basamos las elecciones en las calorías que aportan o gastan.
9. Tener una báscula en casa
Ya se ha convertido en un pequeño electrodoméstico básico en casi todos los hogares, que nos deja el mensaje de que lo importante es el peso, cuando la báscula no es un indicador de cómo son nuestros hábitos de vida ni nuestra salud. Y si lo fuese, tampoco es una herramienta que ayude a mejorarlos, solo es un elemento que da la falsa seguridad de control o que se utiliza para castigarse (que es lo contrario a cuidarse).
10. Pensar que una persona se ha abandonado si engorda y asociar que se cuida si adelgaza
¿Y si una persona ha engordado porque está saliendo de una depresión que le quitaba todo el apetito? ¿Y si una persona adelgaza porque está iniciando un trastorno de la conducta alimentaria? ¿Y si una persona engorda como consecuencia de un tratamiento médico o una enfermedad? ¿Y si una persona adelgaza debido a que está pasando un momento de mucho estrés o ansiedad?
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