BIENESTAR MENTAL
El nervio vago: el "botón antiestrés" del cuerpo que puedes activar en solo dos minutos
No hace falta meditar una hora ni irte de retiro para sentirte más tranquila. Según la doctora Beatriz Crespo, autora de Microhábitos saludables, bastan dos minutos y unos gestos sencillos para que tu cuerpo entre en modo calma gracias a la activación del nervio vago.

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Es posible que alguna vez hayas oído hablar del nervio vago, conocido como el "gran regulador" del cuerpo. Este cable biológico conecta el cerebro con órganos como el corazón, los pulmones y el intestino. Su misión es mantener el equilibrio del sistema nervioso: cuando está activo, pasamos del estrés a la calma.
Según explica la doctora en Medicina y Alto Rendimiento Deportivo, Beatriz Crespo, su estimulación puede mejorar la digestión, la frecuencia cardíaca y el estado de ánimo. "El nervio vago actúa como un interruptor natural que nos ayuda a recuperar la calma y la energía", detalla la experta en su libro Microhábitos saludables.

Microhábitos que activan la calma
Lo mejor es que no necesitas tecnología ni dispositivos clínicos para activarlo. Tal y como señala Crespo, bastan microhábitos de menos de dos minutos: gestos sencillos, seguros y fáciles de repetir.
Uno de los más eficaces es mojarse la cara con agua fría tras una situación de tensión. "En pocos segundos el pulso baja y la mente se despeja: es tu sistema nervioso cambiando de marcha", explica.
También recomienda masajear las orejas con movimientos circulares, una práctica que estimula terminaciones nerviosas y favorece la relajación. Y si lo tuyo es la música, tararear o cantar también cuenta: al vibrar la garganta, el cuerpo recibe la señal de que puede calmarse.
Otra técnica sencilla es la respiración nasal con exhalación larga: inspirar por la nariz contando tres y soltar el aire en seis u ocho tiempos. "Cuando la exhalación dura más que la inhalación, el cuerpo entiende que no hay peligro", explica Crespo. Si además haces una breve pausa antes de volver a inhalar, el efecto de serenidad se multiplica.
Por último, hacer una pausa consciente de 15 segundos, que consiste en detenerse antes de reaccionar, respirar, contar hasta quince y preguntarse qué necesitas realmente, para responder con calma y no desde el impulso.

Solo tres gestos al día
Beatriz Crespo resume su método en una fórmula simple: "Tres microhábitos al día. Eso es todo". No hay reglas rígidas: cada persona puede elegir los que mejor se adapten a su momento. Hoy puede ser cantar, mañana mojarte la cara o parar 15 segundos antes de responder a un mensaje.
El objetivo es el mismo: recordarte que tú controlas el ritmo. "Cada microhábito, aunque dure menos de dos minutos, es un mensaje claro: hoy me priorizo", afirma.
Hacer menos, pero mejor
En un mundo que nos empuja a hacer más y más, el método de Beatriz Crespo propone lo contrario: hacer menos, pero hacerlo mejor. No se trata de añadir más rutinas, sino de convertir gestos mínimos en anclas de bienestar.
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Porque al final, activar el nervio vago no es solo una técnica antiestrés: es una manera de decirle al cuerpo y a la mente que pueden descansar.
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