ESTÁN EN TU DESPENSA
¿Te empiezan a salir canas? Alimentos que debes comer para evitarlas
No podemos detener el paso del tiempo, pero sí darle a nuestro cuerpo lo que necesita para llevarlo lo mejor posible. Apostar por una alimentación variada y rica en cobre, hierro y otros nutrientes no solo beneficia a tu pelo, ayudando a frenar la aparición de las canas, sino también a tu salud en general.

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Aunque las canas forman parte natural del envejecimiento (y aunque no hay necesidad de taparlas), cuando aparecen antes de tiempo es normal preguntarse si podemos retrasarlas. Según el estudio Gray Hair: From Preventive to Treatment, publicado en la revista Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology, aunque la genética es el principal factor en su aparición, el estrés oxidativo, los hábitos de vida y ciertas deficiencias nutricionales también pueden acelerarlo.
Esto abre la puerta a estrategias de prevención basadas en el estilo de vida y la alimentación. No se trata de una solución milagrosa, sino de ofrecerle a tu cuerpo los nutrientes que necesita para mantener la pigmentación del cabello durante más tiempo. ¿La buena noticia? Muchos de estos alimentos están al alcance de tu mano: probablemente ya los tienes en la despensa.

La dieta influye en la aparición de las canas
¿Y cuál es la lógica detrás de esta relación? El color del cabello depende de la melanina, un pigmento que se va reduciendo con los años. Cuando el organismo no recibe suficientes vitaminas y minerales implicados en su producción y en la salud del folículo piloso, este proceso puede acelerarse.
Por eso, una dieta equilibrada y rica en ciertos micronutrientes puede ser una buena aliada para retrasar la llegada de las primeras canas. Los expertos ponen el foco en el cobre, el hierro, la vitamina D y la vitamina B12, entre otros.
Alimentos que pueden ayudar a prevenir las canas
Cobre: el mineral del color
Uno de los minerales más relacionados con la pigmentación del cabello es el cobre. Está presente en alimentos tan accesibles como las patatas, los champiñones o las vísceras (especialmente el hígado), además de mariscos como las ostras. Optar por una crema de champiñones, unas patatas al horno o un plato que incluya casquería puede ayudarte a reforzar este aporte.

Hierro: oxígeno para tus folículos
El hierro también juega un papel importante, ya que contribuye a transportar oxígeno hacia los folículos. Sin oxígeno suficiente, el cabello puede debilitarse y perder color antes de tiempo. Alimentos como la carne roja, las aves, las lentejas, los garbanzos o las espinacas son grandes aliados. Un plato de lentejas con espinacas o un salteado de pollo con verduras son opciones sencillas y efectivas.

Vitamina D: sol y pigmentación
Otra vitamina imprescindible es la vitamina D, asociada con el ciclo de crecimiento del cabello y su pigmentación. El salmón, las sardinas, la leche y hasta las naranjas pueden ayudarte a mantener niveles adecuados. La exposición moderada al sol también es clave (¡siempre con precaución, claro!).

Vitamina B12: clave en la producción de melanina
La vitamina B12 está directamente vinculada a la producción de melanina, por lo que conviene mantenerla en niveles óptimos. Almejas, sardinas e hígado de pollo son especialmente ricos en esta vitamina. Si sigues una dieta vegana o vegetariana, consulta con un profesional, ya que probablemente necesites suplementación.

Folato: regeneración y crecimiento
Finalmente, el folato (o vitamina B9) contribuye a la regeneración celular y al crecimiento sano del cabello. Se encuentra en el hígado de res, las espinacas y los guisantes de ojo negro, entre otros. Añadir espinacas a tus platos o preparar guisos con legumbres puede ayudarte a mantener buenos niveles.

Hábitos que influyen en la aparición de las canas
La alimentación es clave, pero no lo es todo. El estado del cabello también está ligado a cómo vivimos el día a día. El estrés crónico, la falta de descanso y la exposición continua a químicos o al calor pueden acelerar el envejecimiento capilar.
Apostar por rutinas de descanso reparadoras, manejar el estrés con técnicas como la meditación o el ejercicio, y cuidar tu melena con productos suaves, evitando el uso excesivo de tintes y herramientas de calor, también marcará la diferencia. Porque lo que tu pelo necesita no está solo en la despensa, sino en tus hábitos diarios.
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