MEJOR PREVENIR QUE CURAR
Enfermedades en otoño: cuáles son y cómo evitar que niños y adultos se contagien
No es casualidad: el otoño es una de las estaciones con mayor incidencia de infecciones respiratorias infantiles por varios motivos. Te cuento cuáles son las enfermedades que suelen llegar en esta época y qué puedes hacer para evitarlas.

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El otoño marca el inicio de la temporada alta de virus en la infancia (y también para muchos adultos). Conocer las infecciones más comunes y sus signos de alarma ayuda a los padres a actuar con calma y criterio. Mantener hábitos saludables, una buena higiene y tener las vacunas al día son las mejores herramientas para que esta estación se viva con bienestar y menos visitas al pediatra .
Estamos en una época del año en la que los días se acortan, bajan las temperaturas y los niños se han metido de pleno en la rutina escolar y en las actividades extraescolares. Y con ellos, también vuelven los virus que durante el verano parecían haber desaparecido. Si quieres saber por qué los mocos y las toses han vuelto a nuestros hogares, aquí tienes un repaso de las enfermedades más frecuentes en esta época del año, te explico por qué aparecen y qué medidas pueden ayudar a prevenirlas.

Las infecciones más habituales en otoño
Durante los meses de otoño, las enfermedades que más afectan a los más pequeños de la casa son:
- Resfriado común: causado por una gran variedad de virus (rinovirus, coronavirus no COVID, adenovirus, entre otros). Produce congestión nasal, tos, estornudos, fiebre baja y malestar general. Aunque puede resultar molesto, suele resolverse en pocos días con medidas de alivio y una buena hidratación.
- Faringitis y amigdalitis: pueden ser causadas por virus o por bacterias. En el primer caso, suelen acompañar al resfriado; en el segundo, el niño presenta fiebre más alta, dolor de garganta intenso y dificultad para tragar.
- Otitis media: frecuente en los más pequeños, aparece a menudo como complicación de un catarro. El dolor de oído y la fiebre son los síntomas más característicos.
- Bronquiolitis: afecta principalmente a los bebés y se debe al virus respiratorio sincitial (VRS). Produce tos, dificultad para respirar y, en algunos casos, puede ocasionar cuadros más graves que requieren atención hospitalaria.
- Gastroenteritis vírica: también es frecuente en otoño. Provoca vómitos, diarrea y, en ocasiones, fiebre.

¿Por qué nos ponemos malos en otoño?
El aumento de los contagios en otoño no se debe directamente al frío, sino a varios factores combinados. Los niños pasan más tiempo en interiores, con menor ventilación y mayor cercanía entre ellos, lo que facilita la transmisión de los virus.
Además, el aire frío y seco puede irritar las vías respiratorias y disminuir la eficacia de las defensas naturales de la mucosa nasal. Y, por supuesto, la vuelta al colegio y a las actividades grupales multiplica el contacto entre niños y con ello la circulación de microorganismos.
En el caso de los niños más pequeños que comienzan la guardería, las infecciones son todavía más frecuentes. Su sistema inmunitario está en pleno desarrollo y apenas ha tenido contacto previo con los virus más comunes. Cada resfriado o episodio de fiebre forma parte de ese "entrenamiento inmunológico" que les permitirá desarrollar defensas más sólidas en los años siguientes. Aunque pueda resultar agotador para las familias, esta etapa es normal y necesaria.

Medidas para prevenir contagios en niños y adultos
Aunque no es posible evitar por completo que los niños se resfríen (formar defensas también es parte de su desarrollo) sí hay medidas que han demostrado reducir la frecuencia e intensidad de las infecciones. Estas medidas sirven tanto para niños como para los adultos:
- Lavado de manos frecuente: sigue siendo la medida más eficaz para frenar la transmisión de virus.
- Buena ventilación de los espacios cerrados: renovar el aire es esencial, especialmente en colegios y guarderías.
- Alimentación equilibrada: una dieta rica en frutas, verduras y proteínas ayuda al correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
- Descanso adecuado: dormir las horas necesarias mejora la capacidad defensiva del organismo.
- Evitar el humo del tabaco: incluso el humo ambiental aumenta el riesgo de infecciones respiratorias.
- Vacunas actualizadas: la vacuna antigripal está recomendada para determinados grupos, y en algunos casos también la del virus respiratorio sincitial.
Cuándo consultar al pediatra si nuestro hijo está malo
La mayoría de los procesos respiratorios de otoño son leves y se resuelven sin tratamiento específico, pero conviene acudir al pediatra si el niño presenta:
- Fiebre alta que no cede tras varios días.
- Dificultad para respirar o respiración muy rápida.
- Decaimiento intenso o rechazo a la comida y líquidos.
- Dolor de oído persistente o secreción por el oído.
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