LIMPIEZA
Consejos para lavar mejor los platos
Es una tarea que realizas o de vez en cuando (si hay lavavajillas en la casa) o cada día, pero a lo mejor no lo estás haciendo bien. Mira estos consejos útiles.
Publicidad
Si hiciésemos un ránking de tareas odiadas a buen seguro limpiar los cristales, planchar y fregar los platos se disputen las primeras posiciones, ¿verdad? Quizás tengas lavavajillas, pero aún así, habrá cosas que tendrás que lavar a mano (lo vimos hace poco).
Pero si no lo tienes, está claro que o sí o sí, todo tiene que pasar por el fregadero (la pila o la pica, según en qué parte de la geografía española te encuentres). En ese caso vamos a darte una serie de consejos para que lavar los platos no sea un suplicio y que además, queden como los chorros del oro.
El fregadero limpio
Primer consejo: no apiles y apiles platos y tazas como si aún estuvieras compartiendo piso en la Universidad. El fregadero, si haces esto, acumulará todo tipo de bacterias así que lo mejor es ir lavando en cuanto ensucies. ¿No te apetece y lo dejas para mañana? Fuérzate a hacerlo sin más dilación, nada más terminar de comer o de cenar. Así te mueves un poco y además, al día siguiente lo agradecerás cuando pases por la cocina y te encuentres la pila vacía y limpia.
Además, otra ventaja de limpiar al momento: que no habrá restos de comida reseca y que te costará menos quitar la suciedad. Si, por un casual y por las razones que sean, tienes que dejar los platos sin lavar, te aconsejamos que los enjuagues con agua y unas gotas de lejía: así evitarás que las bacterias crezcan por doquier.
Restos, al cubo orgánico
Es habitual que queden restos de comida en los platos, ollas y sartenes. Deshazte de todo antes de ponerte a la labor del lavado: así evitarás ensuciar el fregadero y algo mucho peor, atascarlo. Puedes eliminarlos con un raspador o una espátula. Si a pesar de esto, sigue quedando comida incrustada, deja esa sartén u olla en remojo con agua muy caliente y con bicarbonato de sodio.
Para lavar, agua bien caliente
Cuanto más caliente esté, más fácil es eliminar la suciedad. Si no la aguantas, que tampoco estamos diciendo que te quemes las manos, ponte unos guantes (es lo más recomendable además de cara a manejar productos de limpieza). Si utilizas guantes, sécalos después de cada uso. Y no, dejarlos enrollados sobre sí mismos no ayuda y además, ayuda a que proliferen las dichosas bacterias.
Los estropajos se cambian
Sí, y se cambian a menudo: de nada sirve el agua caliente y un buen detergente si el estropajo es más viejo que la tos. Si ya no ves lo verde que rasca, sí, es hora de cambiarlo.
Empieza por lo menos sucio
Vamos de menos a más: empezamos con cubiertos, vasos, copas. Después, platos y boles y finalmente, lo más grande: ollas y sartenes.
Tras terminar de lavar, aún queda otra tarea
¿Has acabado y estás orgulloso de tu resultado? Bien, pero no te vayas aún de la cocina. Limpia el fregadero una vez termines de lavar: con el estropajo enjabonado limpia bien todo el fregadero. Aclara después y finalmente, seca con un paño.
¿Qué es mejor, dejar secar los platos en un escurreplatos o ir secando? Pues nos gusta más ir secando, menos posibilidad das a los bichitos de aparecer…
Publicidad