SALUD MENTAL
El mito del "amor que todo lo puede": claves para relaciones más sanas
"Si nos queremos, todo se puede superar": en este artículo te contamos el daño que puede hacer esta idea en nuestra vida y en nuestras relaciones.

Publicidad
"Si nos queremos, todo se puede superar". Esta idea, tan presente en películas, canciones y conversaciones cotidianas, ha calado profundamente en nuestra forma de entender el amor. Sin embargo, en la práctica, sostener una relación afectiva requiere mucho más que amor romántico. De hecho, aferrarse a la creencia de que "el amor lo puede todo" puede llevar a relaciones dolorosas, desequilibradas o incluso dañinas.
¿Por qué nos creemos que el amor basta?
Desde la infancia, hemos crecido expuestos a narrativas donde el amor romántico aparece como una fuerza todopoderosa capaz de superar cualquier obstáculo: distancia, traiciones, diferencias irreconciliables o malestar emocional. Estas ideas, repetidas una y otra vez, nos llevan a asumir que, si una relación no funciona, es porque "no hay suficiente amor", cuando en realidad pueden faltar otros ingredientes igual o más importantes.
Desde la psicología, se sabe que el bienestar en pareja depende de múltiples factores, no solo del afecto:
- Comunicación abierta y respetuosa: poder transmitir con calma a tu pareja lo que te preocupa de la relación sin miedo a que se lo pueda tomar mal.
- Valores compatibles: tener los dos valores similares, como el valor principal de la familia y priorizar pasar tiempo en familia.
- Capacidad de resolver conflictos: poder hablar de los desacuerdos sin gritar, sin atacar, y buscando soluciones en común.
- Equilibrio entre autonomía y conexión: que cada uno tenga sus propios espacios y amistades sin que eso genere celos o tensiones.
- Gestión emocional individual: saber calmarse uno mismo cuando algo molesta, sin esperar que la otra persona lo resuelva por ti.
Creer en el amor no es un problema. Al contrario, confiar en los vínculos afectivos, en la intimidad y en la capacidad de construir una relación significativa es saludable. Lo que sí conviene revisar es la idea de que el amor "por sí solo" bastará para mantenerla viva, incluso cuando faltan respeto, compatibilidad o bienestar.

¿Qué peligros tiene creer que el amor todo lo puede?
Idealizar el amor puede parecer inofensivo, pero en realidad puede sostener dinámicas de dependencia, frustración o sufrimiento. Veamos algunos ejemplos concretos:
- Permanecer en relaciones dañinas "por amor". Por ejemplo: una persona justifica el maltrato emocional o el control excesivo de su pareja porque cree que, en el fondo, "se aman mucho" y que con tiempo todo cambiará. Esta idea puede impedir tomar decisiones necesarias para el bienestar personal.
- Negar incompatibilidades importantes. Por ejemplo: una pareja que quiere cosas muy diferentes en la vida (tener hijos, mudarse a otro país, estilos de vida) puede forzarse a continuar junta creyendo que "el amor encontrará la manera". En realidad, esas diferencias generan desgaste y resentimiento si no se abordan.
- Confundir sufrimiento con intensidad amorosa. Por ejemplo: asumir que los celos, la angustia o las discusiones constantes son normales en el amor "porque duele" o "porque es apasionado". En muchas ocasiones, esto refleja vínculos inseguros, no amor verdadero.
- Evitar poner límites sanos. Por ejemplo: una persona se sacrifica continuamente por su pareja, dejando de lado sus propios deseos, creencias o necesidades, porque "cuando se ama de verdad, uno lo da todo". Esto genera desequilibrio y pérdida de identidad.
Qué sí puede sostener una relación sana
El amor es importante, pero no suficiente. Lo que realmente fortalece y da estabilidad a una relación a largo plazo son otras capacidades que pueden entrenarse y cuidarse:
- Comunicación asertiva: poder expresar cómo te sientes sin herir al otro, y escuchar con empatía. Por ejemplo: en lugar de decir "nunca me haces caso", decir "me siento sola cuando estás con el móvil durante la cena".
- Respeto mutuo y libertad individual: amar no significa controlar ni fundirse con el otro. Por ejemplo: apoyar que tu pareja tenga tiempo para sí misma, amistades o intereses propios sin sentir amenaza.
- Gestión emocional personal: no responsabilizar al otro de nuestro malestar. Por ejemplo: si has tenido un mal día, evitar descargar la frustración con tu pareja como si fuera su culpa.
- Coherencia entre lo que se dice y se hace: las promesas vacías desgastan. La confianza se construye con acciones, no con palabras. Por ejemplo: si alguien dice que quiere cuidar la relación, pero nunca tiene tiempo, hay una contradicción que genera inseguridad.
- Proyecto de vida compartido: amar también implica construir una visión conjunta, aunque cada uno tenga su espacio. Por ejemplo: tener acuerdos sobre cómo manejar las finanzas, la crianza, las vacaciones o el tiempo libre.

El apego inseguro y la idealización del amor
Desde la teoría del apego, sabemos que algunas personas tienden a idealizar el amor como una forma de compensar carencias emocionales previas. El apego ansioso, por ejemplo, lleva a necesitar constantemente pruebas de amor y a tolerar relaciones inestables o ambivalentes por miedo al abandono.
Datos de la psicología muestran que las personas con apego seguro, en cambio, son más capaces de establecer relaciones estables, con límites claros y menos necesidad de demostraciones dramáticas. No porque amen menos, sino porque se vinculan desde la calma, no desde la carencia.
Claves para construir vínculos más reales
- Cuestiona las ideas que has aprendido sobre el amor (películas, canciones, experiencias previas).
- Escucha cómo te sientes en la relación: ¿te expande o te apaga?
- Habla de los conflictos antes de que se acumulen.
- No confundas amar con aguantar. El amor no justifica todo.
- Recuerda que estar bien con uno mismo es el mejor punto de partida para amar con libertad.
El amor no lo puede todo. Pero puede mucho… si viene acompañado de respeto, comunicación, cuidado y responsabilidad emocional. Amar desde la madurez no es menos intenso, es más consciente. Y eso lo convierte en algo mucho más poderoso que cualquier mito romántico.
Publicidad