PELIGROS

Consecuencias emocionales de la inteligencia artificial

Ante el auge de la inteligencia artificial debemos parar a reflexionar: ¿Estamos preparados para la inteligencia artificial?, ¿cómo afectará su uso diario a nuestras emociones, capacidades y formas de relacionarnos?

Una mujer frente a la pantalla del ordenador

Una mujer frente a la pantalla del ordenadorPexels

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Sam Altman es el Director ejecutivo de ChatGPT y hace unas horas pedía al Congreso de Estados Unidos que regulara el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial (IA), advirtiendo que, si las cosas salían mal, podían ir realmente mal: "podríamos llegar a un punto en el que la inteligencia artificial decida que la humanidad no es necesaria en absoluto" (decía Altman).

Es cierto que la IA puede favorecer a la humanidad con grandes avances en áreas tan necesarias como la medicina o la educación, llevándonos en consecuencia hacia el progreso. Sin embargo, para ello se necesitamos normas que regulen su uso.

Tal y como están ahora las cosas con la inteligencia artificial (es decir, sin ningún tipo de regulación) no solo nos enfrentamos a que la IA actúe de forma autónoma sin ningún tipo de ética ni responsabilidad, sino que también nos enfrentamos a nuestra propia vulnerabilidad, es decir, a perder nuestras capacidades, desarrollo y oportunidades como personas.

Cómo afecta la inteligencia artificial a la salud mental

Algunas de las consecuencias de la IA con respecto a la salud mental son las siguientes:

  • Pérdida de empleos: Si somos sustituidos por máquinas y nos quedamos sin nuestros oficios, podemos reinventarnos, pero no saldrá bien para todos. Además, en el mejor de los casos, si nos reinventamos, ¿qué pasa en ese proceso de transición? Ese proceso de transición puede ser muy peligroso sobre todo si se produce en masa. Por otro lado, la pérdida de empleo o de profesiones ocasiona en la mayoría de los casos consecuencias en el estado de ánimo y en la autoestima de esas personas.
  • Creación de contenido para generar información falsa: Ya estamos viendo cómo programas de IA crean imágenes completamente falsas con caras inventadas y escenas completamente excéntricas como la del Papa con un abrigo blanco de última moda.

    Estas imágenes están hechas con tanta exactitud que cuesta mucho diferenciar una imagen real de una imagen creada con inteligencia artificial. ¿Hasta dónde podría llegar la información falsa? ¿Qué criterio utilizamos si llega a expandirse? Esto podría crear consecuencias en nuestra forma de relacionarnos y una gran desconfianza hacia el mundo, además de potenciar los enfrentamientos.

  • Pérdida de capacidades: Cuando se habla de la pérdida de capacidades del ser humano a causa de la inteligencia artificial siempre me viene a la mente la película de Wall-E. Me parece un ejemplo que se acerca mucho a las probabilidades de nuestra hipotética realidad con la IA: vivir pegados a una pantalla, sin movernos, sin mirarnos, sin comunicarnos, sin disfrutar de la naturaleza y de lo que hay a nuestro alrededor… en definitiva, sobreviviendo en vez de vivir realmente.

    Esto no solo repercutiría a nivel emocional, sino también a nivel de nuestras capacidades intelectuales. Por ejemplo: algunos alumnos le están pidiendo a programas de inteligencia artificial que elaboren sus trabajos escolares o universitarios, y por ahora, no parece que haya nada con qué regularlo o frenarlo.

  • Dificultades físicas: Cuanto más se desarrollen las pantallas, menos movilidad tenemos, perdemos así nuestras capacidades motrices. Poniendo el ejemplo del apartado anterior, en la película de Wall-E todas las personas tenían obesidad porque pasaban todo el día sentados mirando una pantalla. Perdemos la perspectiva no solo del mundo si no también de nuestro propio cuerpo. Esto acarrea problemas de autoestima, del estado de ánimo, de ansiedad y pérdida de identidad.
  • Aislamiento y ansiedad social: Permanecer inmersos en pantallas que nos lo solucionan todo provoca que dejemos de pensar por nuestra cuenta, que perdamos la capacidad de crear y también de comunicarnos. Reducir tanto nuestra comunicación con otros puede producir aislamiento y también fobia o ansiedad social, con las terribles consecuencias de desadaptación que esto acarrea.
  • Creación de contenido de violencia y perversión: Todo lo que se imaginan las mentes más pervertidas y violentas pueden hacerse realidad a través de la pantalla. De esta forma estamos potenciando, reforzando y también creando contenido didáctico en base a la violencia y la perversión, potenciando el maquiavelismo en las mentes enfermas, pero también creando mentes enfermas.

    Si vamos más allá, ese contenido no solo se quedaría en la pantalla, sino que las personas que lo consumen querrían llevarlo a la práctica en la vida real. ¿Cómo hacemos que nuestra mente entienda que lo que vemos no es didáctico sino mero entretenimiento? Es imposible: lo que consumimos se convierte en lo que somos.

  • Vulnerabilidad de datos personales: Defender nuestra privacidad se vuelve cada vez más complicado si la inteligencia artificial sigue avanzando sin límites. Ya solo con la tecnología actual nos vemos muy expuestos y con grandes dificultades para frenarlo.
  • Pérdida de la empatía: Laconversación con las máquinas y las pantallas produce una comunicación unidireccional. Si esta es nuestra costumbre, es fácil generalizar una conversación sin modales ni ética a las personas reales. Por ejemplo: si hablas constantemente con una máquina es posible que no le des los buenos días ni le des las gracias, por tanto, cuando hables con una persona real te habrás acostumbrado tanto a ese tipo de comunicación que es probable que se produzca una generalización y te comuniques con la persona igual que con la máquina.

En conclusión, estoy de acuerdo con Sam Altman: debemos crear normas si queremos que la inteligencia artificial siga avanzando.

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