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Influencers: ¿Ayudan o perjudican a tu alimentación?

Las redes sociales están plagadas de recomendaciones sobre nutrición, en muchos casos no emitidas por profesionales.

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En la última década, con el apogeo de las redes sociales, las formas de obtener información han cambiado y esto ha tenido sus ventajas y sus inconvenientes en nuestros conocimientos sobre alimentación y salud.

¿Qué hacen las influencers?

La figura de influencer es la de una persona activa en redes sociales que teniendo un elevado número de personas que siguen sus publicaciones, tiene el poder de determinar o alterar la forma de pensar o de actuar de otras personas.

Por ello, para las empresas recurrir a influencers para promocionar su producto o servicio tiene un retorno de la inversión muy superior que cualquier otra estrategia de marketing utilizada. De esa forma, ofrecerle colaboraciones a influencers es muy rentable, tanto para la marca como para la persona influyente. De ahí, que sea una estrategia de marketing muy utilizada.

Pero la persona que recibe la información muy habitualmente no repara ni por parte de quién recibe el mensaje, ni si ese mensaje puede atender a conflictos de interés.

¿De dónde nos llega la información sobre alimentación?

Entendiendo este contexto, podemos recibir mensajes de alimentación en redes sociales por parte de tres tipos de perfiles.

  • Por profesionales de la nutrición o personas que divulgan mensajes de nutrición en base a evidencias científicas:

    En este caso, es más fácil que el impacto de los mensajes sea positivo porque se utilizan las redes sociales para acercar información científica sobre alimentación y salud, utilizando un canal que llega a muchas más personas en un lenguaje fácil de comprender. Se puede utilizar para informar, dar consejos prácticos e ideas, desmentir bulos…

    Sin embargo, esta categoría no excluye que, por un lado, la información o el modo de transmitirla pueda tener un impacto negativo, ya que dietistas-nutricionistas no estamos exentos de sesgos, falta de actualización, creencias erróneas o incluso trastornos alimentarios no diagnosticados ni conscientes.

    Tampoco se excluye que muchos posts profesionales sean patrocinados también. En este caso si los productos/servicios que se promocionen van acorde con el mensaje y valores que se promueven no tiene por qué tener impacto negativo en los hábitos alimentarios de la población, pero en el caso contrario, atendiendo a una falta de ética profesional, sí puede tenerlo.

  • Por cuentas de nutrición de personas no profesionales de la nutrición:

    En esta categoría incluiríamos a personas sin formación reglada en nutrición que tienen cuentas dedicadas a transmitir mensajes de alimentación y salud no basados en evidencias científicas.

    Pueden ser mensajes basados en experiencias personales (contando cómo la persona adelgazó, superó sus problemas digestivos o sobrevivió a un cáncer, por ejemplo) o pueden ser cuentas solo destinadas a promocionar productos de una marca concreta.

    En este caso, aunque hay algunas excepciones, el impacto sobre la alimentación de las personas que siguen estas cuentas suele negativo, porque se promueve la desinformación, suele haber conflictos de interés que hacen emitir información sesgada y se suelen lanzar mensajes poco rigurosos y equívocos. Además en ocasiones se hace ver en algunos casos que es necesario comprar productos que en realidad no se necesitan.

  • Influencers que no son del ámbito de la nutrición:

    En esta categoría entrarían personas que son seguidas por otras cuestiones que no son la divulgación en nutrición, como por ejemplo, personas famosas, que en un momento dado comparten en sus redes sociales lo que comen, los productos "dietéticos" que consumen o las dietas que hacen.

    La mayoría de estas publicaciones de nutrición de estas cuentas son patrocinadas y muchas veces ni siquiera se reconocen como post de nutrición porque son tan sutiles como mostrar una foto desayunando en familia y sonriendo para que se vea de fondo la caja de ciertos cereales.

    El impacto de este grupo en los hábitos alimentarios de la población puede ser muy negativo, ya que son personas a las que se desea imitar y que además, no suelen tener ningún conocimiento de nutrición y, por lo tanto, no filtran las colaboraciones en las que participan.

    Pero no solo sucede con las colaboraciones, sino que a veces las influencers comparten lo que comen, entre otras cosas, como parte de su día a día. Ante esto, las personas que quieran ser como aquella persona influyente, tenderán a imitarla, pensando que quizás así conseguirán ser como ella.

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