Llevas cenando mal toda la vida
¿Tienes pesadillas a menudo? Es porque comes esto antes de irte a la cama
Si pasas noches moviditas demasiado a menudo, elimina estos alimentos de tus cenas tardías. Nos lo agradecerás
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¿Te despiertas a menudo pensando que estás desnudo hablando en público? ¿O que se te caen los dientes? ¿Quizá cayendo de un rascacielos? Tener pesadillas es lo más normal del mundo, aunque hay veces que, si son demasiado frecuentes y reales, pueden hacer que no descansemos como debemos. Y detrás está la alimentación. Numerosos estudios corroboran que hay relación entre lo que tomamos por la noche y que se nos ponga la cabeza a carburar más de la cuenta. Ya el mismísimo Hipócrates, el padre de la medicina, estableció vínculos entre comida y pesadillas hace 2.000 años. Vamos a señalar a los culpables de que te despiertes en plena noche sudoroso y con los ojos como platos.
Queso. El triptófano de los lácteos tiene fama de inducir al sueño, pero la grasa del queso puede hacer que un monstruo aparezca debajo de la cama. Especialmente en el caso de formar parte de platos calóricos y procesados como la pizza industrial. Mucho mejor a mediodía.
Alcohol. Imagínate acompañar la pizza con un par de copas de vino. O con una botella. El alcohol es un disruptor del sueño como pocos y, además de pesadillas, hace difícil conseguir dormir profundamente. Un vasito de agua mejor para irse a la cama tranquilito.
Comida picante. Si eres aficionado a la comida mexicana o india, mejor deja pasar unas horas antes de irte al catre. El picante altera la temperatura del cuerpo e interfiere con el sueño de calidad. Si de repente notas que se te cae el pelo o que alguien te persigue pistola en mano, culpa al curry que te metiste entre pecho y espalda para cenar.
Chocolate. El problema con esa pastillita que te metes justo después de cenar es que contiene tanto azúcar como cafeína, un combo que puede provocar que un sueño apacible se convierta en una visita a la casa del terror de la feria. No, ni siquiera el chocolate negro, con toda su fama, te va a librar de tener una noche movidita.
Patatas fritas. Hay bastantes posibilidades de que las patatas fritas se cuelen en una noche, ya sea como acompañante de una cena gocher o como picoteo para una cervecita. Pues bien, la grasa y el exceso de sal combinados tienen la capacidad de montarte un lío en tu tracto digestivo convirtiendo una noche tranquila en la última secuela de Viernes 13.
Chocolate caliente. Si ya hemos hablado de los perniciosos efectos que pueden tener los lácteos y el chocolate por separado, imagínate si los juntamos. La frase de de “un vasito de leche caliente permite conciliar el sueño” tiene, por tanto, poco de realidad. Mejor optar por una infusión relajante, por ejemplo de valeriana.
Pasta. ¿Unos espaguetis carbonara de cena? Pues mejor que no, porque los hidratos de carbono se convierten en glucosa en nuestro cuerpo, con lo que tenemos el mismo efecto que si nos comiéramos algo azucarado a última hora. Tu verás, pero te espera una noche montado en la montaña rusa de las emociones chungas.
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